Tras conocer el anuncio de la suspensión de las prestigiosas Super Series de vela en Baiona a causa del Covid-19, repasamos con el presidente del Monte Real Club de Yates, José Luis Álvarez, la repercusión que la pandemia ha tenido en uno de los clubs con más historia de España.
Mientras muchos otros clubs náuticos veían como el Covid-19 les hacía perder socios, reducir ingresos, les obligaba a suspender regatas y la actividad de sus escuelas, el Monte Real Club de Yates de Baiona no solo logró mantenerse a flote, sino que firmó uno de sus mejores años, con cifras récord de afluencia de socios y de alumnos en su Escuela de Vela.
A punto de cumplirse un año de la declaración del estado de alarma derivado del coronavirus, el presidente del Monte Real Club de Yates de Baiona, José Luis Álvarez, hace balance de lo que han significado para el club estos últimos meses de confinamientos y restricciones; y de las actuaciones que les han permitido ser una excepción en un panorama desolador.
La organización de las Super Series acaba de anunciar la suspensión de la Baiona Sailing Week, que el próximo mes de junio iba a traer a Galicia a estos “fórmula 1 del mar”. Habrá sido un golpe muy duro para el club…
Ha sido, sin duda, todo un batacazo, ya que estábamos muy ilusionados con la llegada de las Super Series a Galicia, pero entendemos perfectamente la decisión de la organización y nos alegramos de que cuenten con nosotros para 2022. Ahora mismo la situación derivada del Covid-19 no les daba la seguridad que necesitaban y han preferido minimizar los riesgos reduciendo los viajes y suspendiendo las regatas más próximas en el tiempo. Desde el club lo único que esperamos que el año que viene la situación esté mucho mejor y podamos ver a estos fuera de serie en Galicia, en un año que además seguirá siendo Xacobeo, por lo que será sin duda un buen año para recibirlos como merecen.
Lo cierto es que la crisis del Covid-19 ha generado numerosas pérdidas en la actividad económica de numerosos sectores (el sector náutico no ha sido una excepción) y no se sabe muy bien aún cómo será el impacto a corto y medio plazo. ¿Cómo ha afectado esta situación al Monte Real Club de Yates?
En el Monte Real tenemos la suerte de que la gran mayoría de las plazas están ocupadas por socios del club, por lo que logramos que los pantalanes se mantengan llenos durante todo el año. Pero sí que hemos notado un enorme descenso en el número de tránsitos, debido a las restricciones de movilidad. La caída de cifras ha sido tremenda, pero claro, es que no podían traspasar fronteras. Ha habido repercusión, sin duda, pero mucha menos que la que posiblemente han sufrido otros clubs que han tenido, además, muchas bajas de socios.
¿En el Monte Real no han sufrido esas bajas?
Lo cierto es que no. Todos los años hay alguna, por diferentes motivos, pero las pocas bajas que ha habido en estos meses de pandemia se han cubierto con la entrada nuevos socios y seguimos con el mismo número que antes. Es más, sigue habiendo gente en lista de espera para entrar en el club, porque no se aceptan todas las solicitudes. Queremos mantener un número estable, en torno a los 700 socios, que garantice la comodidad de las instalaciones, y es por eso por lo que no crecemos de manera exponencial, no porque no haya demanda, que la hay.
¿Cómo ha vivido el socio del club estos meses de restricciones y prohibiciones?
La verdad es que el club ha estado más vivo que nunca. En los momentos en los que nos han dejado, eso sí. En los meses de restricciones más estrictas tuvimos que cancelar actos sociales, cerrar el restaurante, paralizar las regatas y la escuela… pero cuando en verano nos permitieron abrir, aunque con restricciones, tuvimos una afluencia de socios, alumnos y regatistas que no veíamos en años.
¿A qué creen que fue debida esa inesperada afluencia de gente durante el verano?
Al principio nos pilló un poco por sorpresa, porque no lo esperábamos, pero luego entendimos lo que pasaba: el club se había convertido en un lugar seguro en el que poder pasar un tiempo de ocio sin preocuparse del coronavirus. Los socios entendieron todas las medidas de control puestas en marcha, algunas incluso que no exigían las autoridades, y se sintieron cómodos y seguros con ellas.
¿Qué otras medidas a mayores pusieron en marcha para esquivar el Covid-19?
Siempre intentamos ir un paso más allá de lo que nos pedían las autoridades. Se cumplieron a rajatabla todas las exigencias de cierres, aforos, limpieza, control… y además compramos máquinas de ozono y termómetros para controlar la temperatura en los accesos, repartimos mascarillas, y llegamos incluso a contratar personal externo para garantizar que todos cumpliesen las normas. Fueron meses de mucho control y restricciones que hicieron todo un poco más incómodo y generaron algunas quejas, pero que al mismo tiempo, crearon como una burbuja, un ambiente de seguridad en el club que no había fuera. Y ese fue el motivo por el que creemos tuvimos más afluencia que nunca, y sin que se produjesen, que sepamos, casos de Covid-19, que era lo que realmente nos importaba.
Uno de los aspectos que más afectó a los clubs náuticos españoles, muy ligados al turismo, fue una gran caída en el número de visitantes, algo que repercutió directamente en sus ingresos directos. ¿Lo notaron también en Baiona?
En el Monte Real tenemos la suerte de que la gran mayoría de nuestras plazas están ocupadas por socios del club, por lo que logramos que los pantalanes se mantengan llenos, pero en el resto de plazas sí que notamos un descenso. De hecho, la caída en el número de tránsitos, sobre todo internacionales, fue drástica, en esto no conseguimos ser excepción, pero claro, es que nadie podía ser excepción porque las fronteras estaban cerradas, era imposible. La verdad es que son momentos difíciles, pero creemos que en cuanto podamos volver a la normalidad, el Monte Real, Baiona, Galicia y España en general tienen potencial más que suficiente para recuperar las buenas cifras del turismo pre-Covid-19.
Se perdieron turistas y se suspendieron regatas, muchas regatas, incluso cuando estaba permitida su celebración. ¿Fue una decisión acertada?
Es difícil generalizar y cada club tendrá que hacer balance de sus decisiones en base a los motivos que les llevaron a tomarlas. Algunos suspenderían pensando que no tendrían regatistas, otros por miedo a que se produjesen contagios, y otros simplemente por comodidad. En nuestro caso se llegó a valorar también el paralizar toda la actividad deportiva, pero finalmente optamos por seguir impulsando la vela. Sabíamos que la decisión nos iba a exigir mucho, como así fue, pero decidimos seguir adelante. Y el resultado fue perfecto. Celebramos prácticamente todas nuestras competiciones, incluidas las de mayor afluencia como el Conde de Gondomar y el Príncipe de Asturias, y lo hicimos sin que se produjesen contagios. Fue una apuesta por la vela y nos salió bien. Con mucho esfuerzo, eso sí.
El año pasado, en plena pandemia, anunciaban la celebración de las Super Series, que tendrán que esperar al 2022, y la otra gran noticia que el club nos dejó en los meses de Covid-19 fue su elección como sede para el Mundial de J80 de 2023, algo que llevaban años persiguiendo. ¿Supone este logro el culmen de su apuesta por estos monotipos?
No sabría decir si es el culmen o no, pero desde luego el que nos hayan concedido la celebración del mundial de una clase por la que llevamos años apostando es un hito importantísimo. Uno de los puntos de nuestro programa era, y sigue siendo, la internacionalización del Monte Real, y en esas estamos. Traer estas dos competiciones de altísimo nivel a Galicia son resultado de meses y meses de trabajo, y la verdad es que estamos muy contentos.
Uno de los proyectos que tienen previsto poner en marcha este año es el de Vela en Femenino, destinado a impulsar la figura de la mujer en el mundo de la vela. Cuéntenos algo más de esta propuesta.
Se trata de dar un paso más en nuestra apuesta por la mujer en el mundo de la vela, porque aún son muy pocas las mujeres que navegan hoy en día. Hace 25 años pusimos en marcha no sé si la primera, pero sí una de las primeras competiciones exclusivamente femeninas de España, la Ladies Cup, y ahora lo que pretendemos es poner en marcha nuevas líneas de actuación con el mismo objetivo, que no es otro que lograr que la mujer tenga más presencia en el mundo náutico. Hemos diseñado una serie de propuestas de formación, de competición y también de carácter social, con mujeres víctimas de violencia de género; y estamos tratando de encontrar un patrocinador que comparta nuestra misma visión y quiera impulsar esta iniciativa.
La mujer será, entonces, protagonista del futuro del club… ¿qué otros proyectos tienen en mente para los próximos años?
La verdad es que tenemos muchos proyectos sobre la mesa aunque no todos se pueden contar porque algunos están en negociaciones aún o no están cerrados al completo. De lo que se puede contar, la formación será sin duda una de nuestras apuestas. Hemos conseguido convertirnos en training center de la Royal Yachting Association y en unos meses seremos el primer club de Galicia y todo el Cantábrico español en ofrecer sus prestigiosos cursos, que son los más importantes en el sector náutico a nivel mundial. También empezaremos a ofrecer los cursos para conseguir el PNB, el PER y las titulaciones de patrón y capitán de yates; y en lo referido a infraestructuras, vamos a mejorar las instalaciones del club, poniendo fingers a todas nuestras plazas, que era una demanda de muchos de nuestros visitantes, sobre todo los internacionales. Hay también un importante avance que se está gestando y que esperamos poder anunciar en unas semanas, pero de momento toca esperar.