El sector del entretenimiento fue de los pocos que en el complejo 2020 encontró en las series un “elixir” para animar a hombres y mujeres, de todas las edades.
Sus historias bien contadas, el atractivo número 1. El resto lo hicieron los actores, las locaciones, el vestuario, la fotografía y, por supuesto, la música.
Ver “religiosamente” una serie “da” una fiebre. Hay “síntomas” … contagia a quien se le cuente de qué va, de la noche a la mañana, despierta la ilusión por querer saber más de la historia, de los lugares donde se graba, del artista que canta el tema que lo identifica o, simplemente, traer a nuestro día a día el hobbie que ese actor preferido tenga. Este fenómeno sin límites ha sido analizado en profundidad por el casino online Betway, poniendo encima de la mesa el gran auge de estos productos de la pequeña pantalla.
Tres series dominan el gusto de millones de personas actualmente: Emily en París, Gambito de Dama y The Crown. Mire las “fiebres” que dan cada una de ellas…
En la primera, la fiebre se manifiesta en la moda, principalmente. Por ejemplo, solo el gorro de pescador que lucen en la serie tuvo un incremento del 342% en el motor de búsqueda de Google… allí también han indagado sobre el bolso Nicola (+34%) y las boinas (+41%).
La otra manifestación febril la ha provocado el turismo parisino que se ve en la producción, pues ha llevado a la audiencia al Jardín de Luxemburgo, la Plaza de la Estrapade, la Plaza de Valois y hasta las orillas del emblemático río Sena. Y todos esos lugares han sido googleados para conocer más de ellos y soñar con viajar para disfrutarlos.
Con Gambito de Dama es más obvio el “síntoma” … un tablero de ajedrez. Quien lo tuvo, lo ha desempolvado; quien no, lo ha comprado para intentar emular las jugadas de Beth Harmon, quien halló en el ajedrez el escape y pase una vida llena de optimismo y victoria.
La producción tuvo otro mérito: revitalizó la lectura de una obra escrita hace más de 3 décadas. Es nada más que el libro que inspiró la serie y hoy es un best-seller.
Por último… qué “fiebre” ha despertado The Crown, podría usted preguntarse. Pues además de la moda (la audiencia acude a Google en busca de los trajes de caballeros y blusas y vestidos de las actrices), el otro síntoma es el más persistente: cinco años después del estreno de la primera temporada. Ya son 4 y el interés de ver qué pasa puerta adentro de Buckingham.
Con las explosivas declaraciones recientes de ciertos miembros de la Casa Real, no se pone en duda que The Crown tendrá larga vida y, por ende, la fiebre que despierta la monarquía no cederá tan fácil.