“El Batallón Provincial de Oviedo, de guarnición en la plaza de Vigo, se subleva, siguiendo el movimiento general de Galicia, acaudillado en Lugo el día 2 por el comandante graduado de Coronel D. Miguel Solís y Cuetos.
“De las diferentes revoluciones políticas que España recuerda en el último siglo, ninguna más racional que la verificada por el pueblo gallego en el mes de Abril de 1846.- La revolución de 1846 nació con un fin eminentemente moralizador: el protoplasma que alimentaba sus células, tendía a la reconstitución e instauración de aquel prestigio social cuyos restos acababa de mermarle una execrable dictadura”. (F. Tettamancy Gastón, La revolución gallega de 1846).
Del mismo historiador tomamos los siguientes datos, referentes al levantamiento de Vigo: Existía en esta población un hombre cultísimo y que profesaba amor ardiente a los principios democráticos: llamábase Benigno Cid y ejercía la plaza de médico del Lazareto de San Simón. Cid era el agente más conspícuo que tenían en Vigo los emigrados liberales. Los conspiradores vigueses acostumbraban a congregarse en la casa de Don Juan Nogueira, celebrando en ella sus reuniones precedentes al pronunciamiento …Dispuestos todos los preliminares para producir el acto revolucionario, acordaron los conspiradores designar el 10, día de Viernes Santo”.
“En la madrugada de este día, se encaminó el Sr. Cid a la plaza de la Constitución, comenzando a pasear por los soportales de la misma hasta que, momentos después , apareció el Teniente Neira, hijo político de Sr. Nogueira, al frente de varias compañías del Batallón Provincial de Oviedo que bajaban del cuartel de San Sebastián para ocupar, de común acuerdo, el principal y puntos más importantes de las murallas de la ciudad.- Se adelanta la tropa, hace un alto en la plaza y forma en batalla. Entonces D. Benigno Cid se encara con la misma, pronunciándoles una corta y patriótica alocución que fue contestada por los soldados con vivas a la libertad y a la Reina.- Con la velocidad del rayo se extendió la noticia por la población, propagándose rápidamente el alzamiento, en el cual confraternizaron los elemento civil y militar, menos el destacamento del 4º Regimiento de Artillería que se excuso , solicitando le dejasen reunirse a su cuerpo, que se hallaba en A Coruña.
Nombrose la Junta de Gobierno formada por el consecuente liberal D. Ramón Buch, como presidente; vocales D. Joaquín Yáñez, Don Benigno Cid y otros acreditados liberales, y secretario D. Juan R. Nogueira”.
Hasta aquí todo era coser y cantar. Pero ocurrió un ruidoso incidente, al negarse a seguir el levantamiento contra Narváez el Teniente Coronel D. Luis Lemmí, primer jefe del Batallón Provincial de Segovia, si bien tampoco trató de obligar a las tropas de su mando, mientras el brigadier Don Leoncio Rubín de Celís se presentaba voluntariamente en la Junta. La actitud de Rubín, en su actuación posterior, contribuyó grandemente al fracaso del levantamiento.
Soliviantados los ánimos, D. Ramón Buch el magnífico pintor vigués, que Vigo tiene olvidado se subió al púlpito que, en la plaza de la Constitución, había servido predicar el sermón del Encuentro y pronunció “un fogoso discurso que entusiasmó al auditorio”, entre el que se encontraba una multitud de campesinos, que habían acudido a Vigo con motivo de la solemnidad del día. Día agitado, cuya misma santidad bien hubiese merecido la espera de unas horas para aquel alzamiento, cuyo signo acaso hubiese sito otro, de haber nacido entre el gozoso campaneo del Sábado de Gloria”.
10 de abril de 1846. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Ediciones Monterrey, 1960).