La ciudad de Vigo no es una ciudad donde triunfen las galerías comerciales. Entre las que fueron las más populares podemos citar una que desapareció hace años y que conectaba la Rúa Colón con la Rúa Isabel II, la que también se conoce como el callejón del Cine Fraga.
Otra galería, sin salida y ya inexistente, estaba en el número 5 de la Rúa Marqués de Valladares y en el fondo existía una conocida tienda de discos. Otra conectaba la Rúa Colón con la Rúa Rosalía de Castro, a la altura del número 3, en cuya entrada aún existe un conocido comercio de telas. En la Rúa Colón, en el número 22, existían unas galerías en las que estaban algunos establecimientos comerciales y que en su extremo estaba la conocida sala de fiestas “Teide”, cerrada hace años.
En el número 56 de la Avenida das Camelias permanecen abiertas unas galerías de dos pisos en las que muchos locales permanecen cerrados, pero se mantiene activo un zapatero, una peluquería, una academia de música y algunas oficinas. En la Gran Vía hay otras que comunican con la Rúa do Doutor González Sierra, con algunos locales cerrados. Otras galerías muy famosas conectaban la Rúa Velázquez Moreno, a la altura aproximada del número 18, con la Rúa Policarpo Sanz. Allí existían conocidos comercios de moda, zapaterías, relojerías e incluso una sala de exposiciones de la desaparecida Caja de Ahorros Municipal de Vigo.
Entre las galerías históricas de la ciudad de Vigo pueden destacarse las que se muestran en la fotografía, que comunican la Rúa do Príncipe con la Rúa de Velázquez Moreno. En su interior existían comercios de ropa de caballero, de señora, de niños, zapaterías, alguna tienda de decoración, e incluso el pub “Yuma”, ya inexistente. Estas galerías aún se mantienen abiertas al público, pero muchos de sus establecimientos han cerrado sus puertas o han cambiado de actividad. Muchas personas aún recordarán que en la entrada de la Rúa do Príncipe, antes de construir las galerías, existía la conocida papelería Barrientos, que ahora forma parte de la historia de la ciudad. Está claro que la ciudad de Vigo no es amiga de las galerías comerciales.