La sociedad Moneo e Hijo y Cía, constructora del muelle de hierro, hace entrega de éste, con las rampas complementarias, grúas y vía del muelle, a la Junta de Obras del Puerto. El costo de la obra, realizada con gran rapidez y a base de materias nacionales, ascendió a cerca de millón y medio de pesetas, de las cuales 900.000 fueron subvención del Estado. Tras el acto de la entrega, hubo un banquete y sus discursos, destacando el deseo unánime de unir pronto la zona de relleno en los malecones con la Ribera del Berbés, así como los dos muelles, el de la estación -en el Arenal- y el del puerto.
Faro de Vigo se entusiasma con esta y otras novedades: “Como en los cuentos de las mil y una noches, vemos todos que de día en día se transforma la vasta explanada del malecón en un establecimiento mercantil de primer orden. En pocos meses se terminan las rampas y se rellena una parte de la ensenada del exconvento de Monjas; el antiguo paseo de acacias desaparece, para colocar en él un tinglado monumental y las oficinas necesarias para el movimiento del puerto; potentes grúas alzan sus brazos de hierro a una gran altura, y, en fin, el espectáculo de un puerto que nace con todos los adelantos modernos se presenta a nuestros ojos”.
21 de junio de 1893. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).