La Policía Local de Vigo ha detenido a un vigués de 45 años después de que protagonizara una peligrosa persecución por el centro de la ciudad, que acabó con el conductor embistiendo a un coche patrulla y saliendo “despedido” contra una jardinera de la calle Miragaia.
Según ha informado este lunes el cuerpo municipal, los hechos tuvieron lugar a las 03.00 horas del pasado sábado. En ese momento, una unidad que estaba “controlando aglomeraciones por botellón” en las inmediaciones del centro comercial A Laxe observaron un vehículo que circulaba “a gran velocidad por la calle Cánovas del Castillo, al tiempo que rebasaba los semáforos en rojo”.
Ante esta situación, dieron inmediatamente aviso al resto de patrullas y pudieron interceptarlo rápidamente en la confluencia de las calles Carral y Cánovas del Castillo. Uno de los agentes se situó delante del vehículo para frenar su marcha. Sin embargo, el conductor empezó a “realizar acelerones, lo que hizo cabecear el turismo, al tiempo que encaró la trayectoria hacia el funcionario, teniendo éste que apartarse para evitar ser arrollado”, según relata la Policía Local.
Así, el individuo inició una huida por la calle Carral, seguido por una patrulla, haciendo uso de los dispositivos ópticos y acústicos, no solo para advertir su presencia al conductor sino para avisar de la situación a los transeúntes que se encontraban por el lugar para evitar que alguno pudiese ser atropellado.
“Circulando por Carral, accedió a la calle Victoria y Praza de Compostela, realizando el tránsito por esa vía en sentido contrario, a gran velocidad hasta la calle Colón, donde continuó por la calle Areal. El vehículo circulaba invadiendo las intersecciones sin precaución alguna, poniendo en peligro a los demás usuarios de la vía. Tomó la rotonda dónde confluyen las calles Pontevedra e Inés Pérez de Zeta en sentido contrario al de la marcha, golpeando frontalmente a uno de los vehículos patrullas que se estaba uniendo a la persecución”, prosigue el comunicado enviado por el cuerpo municipal.
El coche continúo por las calles Areal y Oporto a pesar de que esta última tenía el semáforo en rojo, “rebasándolo a más de 100 kilómetros por hora”. Finalmente, a la altura de la calle Miragaia “volvió a embestir el vehículo policial que había golpeado anteriormente e impactó en el margen derecho, tratando de dejarlo inservible y eludir la persecución”. Sin embargo, a consecuencia de la “violencia de la colisión”, el automóvil salió “despedido” hacia la jardinera de piedra que delimita ambos sentidos de circulación.
A pesar de encontrarse bloqueado entre varios vehículos, el conductor intentó continuar su huida mediante bruscos acelerones. Los agentes tuvieron que acceder por la puerta del copiloto al interior del vehículo para extraer las llaves del contacto y sacar al sujeto, que “comenzó a bracear e intentó golpear a los funcionarios”. Mientras era arrestado, el acusado “llegó a proferir amenazas de muerte”.