Eran las 08:15 horas del 2 del abril de 2004. Manuel Salgado Fernández caminaba hacia la salida peatonal del garaje del número 46 de la calle Rosalía de Castro de Vigo tras estacionar su vehículo. Fue sorprendido por la espalda y encañonado en la nuca. El ejecutor le descerrajó dos tiros con un arma del calibre 22. La víctima, empleado en una céntrica asesoría, murió en el acto. Nada pudieron hacer por él los servicios de emergencia. Ni un solo rastro del asesino quedó en la escena del crimen.
En las horas posteriores a la muerte, los investigadores de la Comisaría de Vigo ordenaron la detención de su exmujer y del que en ese momento era su pareja. Ambos prestaron declaración ante los agentes encargados del caso y fueron puestos en libertad por falta de pruebas. Desde aquel momento apenas ha habido avances que contribuyan a esclarecer el conocido como ‘crimen del garaje’. La instrucción judicial continuó durante dos años, pero en 2006 la Audiencia Provincial ordenó el sobreseimiento del caso.
Ahora, su familia ha solicitado de nuevo al juzgado que reabra la investigación con la esperanza de encontrar las pruebas necesarias. Carteles por las calles, cuñas radiofónicas, una página web para recabar pistas y una entrevista en una televisión nacional intentan que el caso no caiga en el olvido. Javier, sobrino de la víctima, explica a VIGOÉ que es el momento de reactivar la investigación. «Nos pidieron que tuviésemos paciencia, que fuésemos prudentes y dejásemos trabajar a la policía, pero ya es momento de dar un empujón», asegura.
La misma unidad que el crimen de Déborah
Según informó Atlántico Diario el pasado mes de junio, la Policía Nacional asegura que nunca abandonó las pesquisas y está en manos de la mismo unidad de la UDEV Central de Madrid que se ocupa del crimen de Déborah Fernández, cuyo cadáver apareció en una cuneta de O Rosal en 2002.
El sobrino lo tiene claro. «¿Quién se benefició?¿Quién tenía interés en que muriese mi tío? Está muy claro, había evidencias, pero no tengo pruebas para acusarlos», asegura. Ahora, han recuperado la esperanza tras un avance que todavía no quieren desvelar. «Pruebas ya hay, ahora tenemos que esperar, pero pinta bien», señala. Añade que su tío Manuel no tenía enemigos, excepto su familiar más cercana. «Su mujer y sus hijos», dice tajante.
«Fue un crimen cantado y perfecto»
Este domingo, Mari Carmen Salgado, hermana de la víctima y madre de Javier, habló por primera vez tras muchos años de silencio. «Fue un crimen cantado y perfecto», apuntó en el programa ‘Viva la vida’ de Tele5. La mujer asegura que Manuel, copropietario entonces del Colegio Lar junto a su expareja, sabía lo que le iba a ocurrir después de su separación. «Varios veces comentó que sabía que lo iban a matar», indica.
Al igual que ha ocurrido en los últimos meses con los allegados de Déborah Fernández, no quieren que la muerte caiga en el olvido. Ahora, la familia pretende que el juzgado reabra el caso para practicar nuevas pruebas en busca de pistas. Quieren saber quién fue y agotarán todas las posibilidades a su alcance.