La pared del fondo que se observa en la fotografía está ocultando la entrada cegada de uno de los antiguos túneles que existían en la ciudad de Vigo. Esa pared coincide con la parte posterior del singular anuncio de bebidas de Pedro Domecq de la Porta do Sol, realizado con azulejos y en el que se muestra un león.
Este rincón que se muestra en la imagen constituye la parte final de una pequeña callejuela que hoy carece de salida y que se denomina Calexón dos Caños, posiblemente en referencia a unos caños de agua que servían para el suministro de agua o para el riego. El Calexón dos Caños deriva perpendicularmente de la Rúa Darío Álvarez Blázquez, que une la Rúa Policarpo Sanz y la Rúa Marqués de Valadares. Tras un corto recorrido, en su parte final, que está casi escondida, continúa unos metros a la izquierda hasta esa entrada que está tapiada.
En su día, ese arco formaba parte del túnel que partía de la Rúa do Príncipe, bajo un galpón que puede observarse en algunas fotografías de la época, ubicado donde actualmente está el edificio que algunas personas conocen como “La plancha” y donde está la oficina del Banco de Santander, justo en la pared de piedra donde aún pueden verse los efectos de los disparos cuando comenzó la guerra de España. Desde aquel galpón, ya inexistente, bajando unas escaleras, se accedía a un túnel que discurría bajo las calles y que desembocaba finalmente en la Rúa Joaquín Nogueira Alonso, que transcurre perpendicular a la Rúa Victoria, entre la Rúa Carral y la Alameda.
De aquel largo túnel sólo quedan los vestigios de la entrada de la Rúa Joaquín Nogueira Alonso, donde todavía está a la vista un gran arco tapiado, y esta otra entrada que se muestra aquí y que seguramente constituía una segunda salida o incluso una parte del propio túnel.
Al observar el mapa de la zona donde están esas calles resulta muy curiosa la alineación de la Rúa Joaquín Nogueira Alonso con el Calexón dos Caños y lo que era la entrada del mencionado galpón. Por cuestión de seguridad, el túnel fue clausurado en los años veinte y de él sólo queda el recuerdo.