Benigno Fernández, natural de Vigo y más conocido como Beny Fernández, ha sido un destacado campeón de rallyes en las décadas de los años setenta y ochenta del pasado siglo XX. Su dilatado palmarés puede comprobarse en esta dirección de internet: wrc-results, aparece en uno de los apartados de la Wikipedia, e incluso existe una página curiosa como “Beny Fernández y sus coches”.
Beny Fernández fue varias veces campeón del Rally de las Rías Baixas y del Rally de Ourense, además, compitió en el Campeonato de España de rallyes, en el Campeonato de Europa y en el Campeonato del Mundo. Su imagen ganadora estaba en todas los periódicos y revistas de la época. Durante muchos años estuvo ligado deportivamente a la marca Porche y, además de otros negocios, llegó a tener un concesionario de marcas tan prestigiosas como Porche, Saab y Honda.
Se retiró de la competición en 1989 y, desde entonces, y a pesar de que no ha vuelto a competir, continúa con sus dos grandes pasiones: el mundo del motor y el mundo del arte. Actualmente gestiona marcas automovilísticas de alto nivel como Ferrari, Bentley, Lamborghini…, en Automóviles Beny Fernández (Avda. Camelias, 58, local 15, en Vigo), y una galería de arte, Espacio Beny (Rúa Doutor Cadaval 27, en Vigo), en la que se encuentran en exposición y venta obras pictóricas y escultóricas de autores de gran renombre en el panorama español e internacional.
En su galería han expuesto Silverio Rivas, con escultura; Antoni Amat, con pintura; Manuel G. Buciños, con escultura; César Galicia, con pintura; José María López-Orozco, con pintura; Marcos Juncal, con escultura; y Manu Campa, con un estilo de pintura hiperrealista vinculada con el mundo del automóvil. El vigués Beny Fernández ha triunfado en el mundo del motor siendo uno de los mejores pilotos de rallyes de España y de Europa, y ahora ha conseguido convertir el Espacio Beny en un referente para los amantes del arte.
-Su vida siempre ha estado vinculada con el mundo del motor. ¿Recuerda usted la primera vez que se puso al volante de un coche?
-Cuando era muy joven. Mis padres tenían una panadería en Tomás Alonso. Las furgonetas eran Citroën 2CV y DKW y yo, con catorce o quince años, ya conducía aquellas furgonetas, aunque no tenía carné. Esa fue la primera vez que llevaba un coche, aunque mi primer coche fue un Seat 850 Cupé. Comencé con este coche y con un preparador, Suso Ferriños, estamos hablando de los años 1968 y 69. Se le ponían unos separadores a las ruedas y un escape que metía ruido, y con eso empecé haciendo alguna carrerita. En aquel momento, los rallyes eran más bien de regularidad, pero ya empezaba la velocidad. Había regularidad y algún tramo de velocidad, y mi primer rally fue en Tui, en 1969.
-Usted estuvo al volante de marcas como Seat, Mini, Fiat, BMW y Opel, sin embargo, durante la mayor parte de su vida deportiva estuvo vinculado con la marca Porche. ¿Cómo consiguió que Porche le abriera las puertas?
-Realmente viene de antes, de 1973 y 1974. Yo corría con coches que eran de Estanislao Reverter, de Ourense. Eran unos coches realmente increíbles porque yo estaba corriendo con Seat y cuando lo hacía con un coche de Reverté lo hacía con un BMW 2002 Tii, mucho mejor que el Seat que yo tenía. Y ahí, con Estanislao, comencé a hacer el Campeonato de España. No corría sólo en Galicia, sino en carreras vinculadas con el Campeonato de España. Opté al Campeonato de España gracias a Estanislao Revertér. Cuando desapareció, yo pasé al equipo Seat en el año 1977 y estuve en él, como profesional, desde el 77 al 79, año en el que desaparece el equipo de competición de Seat. En ese momento, mi idea era seguir y fue cuando adquirimos un Porche, y con la ayuda inicial de Hella y de Necto, que eran las pastillas de freno, y con un coche que era de mi propiedad, empezamos a hacer el Campeonato de España con medios propios. A continuación surgió tabacos Rothmans y entonces el presupuesto era mucho mayor. Estuvimos cuatro años con Porche, que era un coche ganador, y con el equipo Rothmans, y durante esos cuatro años optamos a un montón de carreras y a ganador absoluto.
-Usted ha competido no solamente en España, sino también en Europa e incluso en pruebas del campeonato del mundo. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos?
-En la etapa deportiva, lo que me hizo mucha ilusión, al principio, que era la época de Reverter, fue ganar el Rally de Ourense, que lo gané tres o cuatro veces. En aquella época, el Rías Baixas no era puntuable para el Campeonato de España y entonces yo tampoco corría en él. En la época de Porche sí corrimos tres años seguidos el Rías Baixas y lo ganamos, y me hizo mucha ilusión ganarlo porque era el rally de la ciudad donde yo había nacido. Eso en cuanto a las cosas que me han hecho ilusión. Sin embargo, hay rallyes como el Costa Brava, que ganamos, o el Cataluña, que ganamos, que eran rallyes a nivel del Campeonato de Europa y, evidentemente, por eso era más importante ganar en Cataluña que ganar el Rías Baixas. Pero ilusión me ha hecho ganar el Rías Baixas y el de Ourense.
-¿Recuerda el número de victorias?
-Pues no, no me las sé. Lo que sí tengo en la memoria es el primer rally que gané en mi vida, que fue en 1973 con un Mini y que fue una victoria absoluta.
-¿José Sala siempre fue su copiloto?
-Prácticamente desde el principio, sí. Al principio hubo alteraciones. Él tenía 17 años y no tenía carné. En la época de Reverter él corrió rallyes con Estanislao Reverter de copiloto. Mientras estuvo en el Servicio Militar, o cuando corría con Reverter como copiloto, yo tuve otro copiloto como Antonio Doural, o Paco Formoso, pero en la mayoría de las veces que se pudo, Sala siempre fue el copiloto.
-¿Qué importancia tiene el copiloto en las victorias de un rally?
-Pues realmente, en los rallyes, si diésemos un porcentaje del valor que tiene el coche, el valor del copiloto y el valor del piloto, yo pondría que el copiloto sería un treinta por ciento, el coche puede ser un cuarenta, y el piloto el otro treinta. Porque tú tienes que conducir, pero si el copiloto se calla, pues en ese momento te quedas un poco parado, a no ser que te lo supieses de memoria, que es lo que ocurre hoy en día cuando se repiten mucho los rallyes, o que has corrido muchos años y coinciden los tramos, pues tienes el recuerdo del año anterior. En aquella época los rallyes eran larguísimos. Al principio eran diecisiete tramos diferentes, después, quince, luego vino una época en la que eran bucles y se hacían cuatro tramos que se repetían tres veces y tres tramos que se repetían tres veces, entonces ahí ya era más sencillo recordar, pero al principio, cuando los rallyes eran lineales y empezabas en un sitio y terminabas en otra ciudad, era imposible que te supieses los tramos, entonces ahí eran importantísimas las notas.
-¿Llegó a tener algún accidente grave durante su vida deportiva?
-He tenido bastantes accidentes. Los más graves fueron viajando. Uno de los más graves fue viajando hacia un rally, cuando tuvimos un accidente saliendo de Zaragoza hacia Cataluña, hacia Barcelona, y ahí tuvimos un accidente grande en autopista. En carreras también tuvimos accidentes, pero no de hacernos daño. Hacernos daño fue entrenando o yendo hacia un rally.
-¿Cuántos años estuvo dedicado a la competición?
-Sobre veinte años.
-¿Echa de menos la competición?
-La he dejado en 1989 y la verdad es que no he vuelto a hacer nada. En el año 2009 hicimos una cosa que era con un coche clásico, pero no lo considero competición. Aquella época ha quedado ahí como una etapa de mi vida. Me sigue gustando, pero no compito. Yo tenía 39 años cuando dejé la competición, teníamos negocios familiares, que eran las panaderías, y yo también tenía los negocios de los coches. Ahora ya no tengo nada que ver ni con el negocio de las panaderías ni con los coches.
-¿La prudencia está reñida con la velocidad?
-Yo entiendo que las leyes de tráfico están para cumplir, y yo creo que con los coches actuales y las carreteras actuales, si alguien va a 120 por la autopista y sabe conducir, yo considero prácticamente imposible chocar. Puede ocurrir que te quedes dormido, que vayas borracho, pero entonces eso, para mí, ya es otra cosa. Eso no es una conducción normal. Si uno está borracho lo que no puede es conducir. Y si se queda dormido es que se queda dormido. Pero a mí, personalmente, me parece como imposible chocar a 120 con un coche actual y por la autopista. Me parece como imposible. Sí, hay que cumplir con las normas de tráfico, y por una carretera que no es una autovía o un autopista, no se me ocurriría nunca adelantar en una raya continua o en un cambio de rasante, que no se ve lo que viene después, ni nada de eso. Entonces hay que ser prudente, y al pasar por el centro de un pueblo o en una ciudad, si el límite es treinta, cuarenta o cincuenta, hay que cumplirlo.
-¿El automovilismo es exclusivo de hombres?
-Pues no. Ahora mismo, al nivel del mundial, que yo sepa, no hay ninguna mujer que destaque, pero en la época que yo corría hubo una mujer que destacó muchísimo, Jean Michéle Moutón, y corría a nivel de los hombres. Hay que pensar que en aquel momento en el que no había direcciones asistidas, Michéle Mutón tenía que ser más fuerte para hacer mover la dirección. Entonces los rallyes eran muy largos, algo que físicamente influye, porque el hombre es más fuerte y, en teoría, los hombres aguantábamos más que las mujeres. Pero no tiene que ser exclusivo.
-¿Qué le diría a alguien que está empezando en la competición automovilística?
-Pues yo soy de la opinión que si empiezas y los medios son escasos, porque ahora ha cambiado todo y el tener un coche para competir cuesta mucho, que es el valor del coche en sí. Yo empezaría por una fórmula de promoción que es en lo que yo creo que se puede iniciar la competición. Hablando de rallyes, la fórmula de promoción de cualquier marca. Y para los que corren en la fórmula uno o en cualquier fórmula, el karting es el inicio de casi todos lo pilotos.
-Si tuviera que comprar un coche qué elegiría, gasolina, gasoil, eléctrico, híbrido…
-Sin lugar a dudas elegiría gasolina. Y esta frase que voy a decir no es mía, es de Walter Rohrl. Yo ya tengo 71 años y el otro día leí una frase de Rohrl cuando hablaba del coche eléctrico, porque está claro que el futuro es el coche eléctrico, porque la tendencia es que sea ecológico y que sea eléctrico. Y Rohrl, con su edad, dijo que no puede permitirse, o que no está dispuesto, a perder dos o tres horas en cargar la batería en una gasolinera. Entonces yo quiero pensar que tendrá que mejorarse el sistema de carga de la batería, o el sistema del coche eléctrico, porque hoy, en España, concretamente, con un coche eléctrico tú no llegas desde Vigo a Madrid.
-Cuando abandonó la competición se dedicó a los negocios. Usted comercializó en la ciudad de Vigo marcas de tanto prestigio como Porsche, Saab, Honda… ¿Sigue actualmente vinculado con el mundo del motor?
-Sigo vinculado con marcas elitistas, con marcas, sobre todo, que en la ciudad de Vigo no tienen distribución: Ferrari, Bentley, Lamborghini… La distribución de esas marcas en España sólo están en Madrid, Barcelona y Marbella. Entonces, si alguien quiere una de esas marcas elitistas y no hay distribuidor, yo tengo relación con los distribuidores de esas marcas y sigo vinculado a ellas.
-Usted es un amante del arte y se ha convertido en un importante coleccionista. Prefiere pintura, escultura…
-Ambas. Me gusta tanto la pintura como la escultura.
-¿Cómo se introdujo Beny Fernández en el mundo del arte?
-Todo empezó con un pintor que necesitaba un coche usado. Y me dijo que me pagaba una parte en dinero y otra parte en cuadros. Y acepté. Él se lo contó a unos y a otros y automáticamente todo el mundo quería comprar un coche y pagar en cuadros, y hubo que cortar.
-¿Y conserva usted algunas de esas obras vinculadas con esa anécdota?
-Sí, los conservo y los tengo colgados en casa, pero no los tengo a la venta. Puede ocurrir que algún día me haya cansado de aquello, entonces los descuelgo y cuelgo otros.
-¿Tiene galería de arte abierta al público?
-A partir de ahora, sí, en el número 27 de la Rúa Doutor Cadaval, en Vigo. Se llama Espacio Beny, y abarca arte, motor y entretenimiento.
-¿Y cómo surge la idea del Espacio Beny?
-En un principio la idea era un espacio de tipo privado para exposiciones. Poner cosas que tenía yo, organizar unas comidas de compromisos y abrir para la gente que nos lo pidiera o para la gente que viniera a las comidas. Si se vendía algo bien y si no se vendía nada no importaba. La primera exposición que hicimos fue de Silverio Rivas y Antonio Amat. Luego fuimos haciendo otras exposiciones y cada vez tienen más éxito.
-Las inversiones en arte también tienen sus peligros. ¿Qué prefiere usted, los peligros de las inversiones artísticas o las del mundo de los rallys?
-En cuanto a las inversiones en arte, si tú compras algo, aunque no sea una inversión enorme, si compras algo que te gusta, la satisfacción que te da el tener esa escultura, ese cuadro en casa, es posible que al cabo de los años, si tienes necesidad de deshacerte de él, no ganes mucho dinero, pero tampoco vas a perder mucho y, por el contrario, has estado disfrutando todos los años de tener ese cuadro o esa escultura, algo que no hay forma de cuantificar económicamente. Por el contrario, en lo de los rallyes, siempre es una satisfacción personal el correr, pero ahí no hay retorno, sólo hay satisfacción. En el arte, en un momento determinado, puedes deshacerte de esa pieza y tener un retorno económico.
-Volviendo al tema automovilístico, en la conducción cotidiana, ¿se considera usted un conductor prudente?
-En general, sí. Aunque tengo que reconocer que el ritmo que mantengo cuando voy de viaje es alto. Voy siempre en un ritmo alto. No voy oscilando y de repente voy a ochenta, después a ciento veinte, luego voy a noventa…, no. Pongo un ritmo y si es ciento cuarenta pues voy a ciento cuarenta y hago seiscientos kilómetros.
-¿Cómo imagina Beny Fernández el coche del futuro?
-Pues está clarísimo que en este momento va a ser eléctrico. Yo veo que la tendencia en las ciudades es el típico coche pequeño, eléctrico, que la gente joven ya lo usa. Con la tarjeta lo coges en un punto y lo dejas en otro y te quitas el lío del aparcamiento y de los gastos que ocasiona tener coche propio. El futuro va a ir por el coche eléctrico, sin lugar a dudas.