La verdad es que no pude dar crédito al leer la noticia. Tiene que ser un error, seguro que esa noticia no puede ser verdad, pensé. Por lo que comencé a buscar en la Red a ver si ese enunciado se repetía en algún otro medio. Pues sí, efectivamente la noticia salía reproducida en otros diarios, y no precisamente pocos. Pues mira que si la cosa es verídica…
Como ya estaba medio convencido de la fiabilidad del tema volví a leerla con más calma. El diario regional del norte de Galicia, con fecha 20 de octubre del año de Nuestro Señor de 2021, en su sección marítima rezaba: «Jane Fonda llama a hacer boicot a los restaurantes que sirven pulpo».
Con un par, sí señor. La señora Fonda de 83 añitos, brillante estrella del Hollywood de los 60 y 70 es hoy una formal activista medioambiental, que ha presentado hace unas fechas su libro «Qué puedo hacer? De la desesperación a la acción». Se refiere la señora Fonda a qué puede hacer ella para ayudar a evitar que el cambio climático se lleve por delante a toda nuestra civilización en el planeta Tierra.
Pues esa procupación de Dña. Jane por el nivel de nuestros océanos y por la posible subida de temperatura terrenal, ha llevado a esta buena señora a fijarse en el Finisterre gallego y proponer «que se boicotee a los restaurantes que tienen al cefalópodo en su menú». Aduce la actriz que se trata de «criaturas sensibles que tienen emociones» por lo que no deben ser comidas por los humanos.
El que esto suscribe está convencido que al llegar la noticia a la localidad de Carballiño doña Jane Fonda habrá sido declarada «persona non grata» por el concello y avisada de que no se le ocurra ir por allí.
Porque si la pretensión de J.F. se hiciera realidad, ¿qué iba a ser de las docenas de pulpeiras de la comarca «do Arenteiro» cuya economía depende del consumo de tan rico octópodo? ¿Y las feiras, cientos de ferias que se celebran por toda Galicia donde la tapa de pulpo es una religión, qué iba a ser de ellas? Y en el San Froilán lucense qué iban a comer nuestros pobres paisanos sin una buena pota de pulpo?
Yo no sé lo que ocurriría en otras latitudes con esta prohibición, pero aquí en Galicia la civilización se vendría literalmente abajo, mucho peor que el fin del mundo, sería el Apocalipsis, la anarquía se apoderaría de nuestra calles con todo el mundo corriendo y gritando, para buscar en el mercado negro un par de rodajas de nuestro manjar, aúnque fuera con poco pimentón y un mal aceite para curarnos del mono correspondiente.
Es mejor no pensarlo porque se le ponen a uno los pelos como escarpias.
Por todo ello, si alguna vez coincido con tan gran estrella, Jane de nombre y Fonda de apellido, le miraría a los ojos y ante su pregunta «¿Qué puedo hacer?», yo le diría «señora mía, lo que puede Vd hacer es irse a cuidar sus estupendos rosales y rododendros de su magnífico jardín y sobre todo ¡deje de darnos el coñazo!»
Y ahora me voy corriendo a tomar un pulpo y un Ribeiro a ver si se me pasa este mal sabor de boca.