El cartel figura en la farola de la Praza da Constitución, de Vigo, y conmemora el centenario de la llegada de la luz eléctrica a la ciudad. Sin embargo, existen discrepancias en las fechas. Oficialmente, el industrial López de Neira sorprendió con la iluminación de un foco al paso de la procesión del Cristo de la Victoria en 1896, sin embargo, investigadores vigueses, como Eduardo Rolland, sostienen que la primera vez que se utilizó la luz en Vigo fue diez años antes, en 1870, cuando utilizaron una lámpara para investigaciones marinas relacionadas con el Tesoro de Rande.
La historia de ese sistema de iluminación se remonta al momento en que Faraday descubrió el principio de inducción, en 1831. A partir de ese momento muchos científicos se pusieron a experimentar. Uno de ellos fue el alemán Heinrich Daniel Ruhmkorff, que a mediados del siglo XIX inventó una bobina que generaba elevadas tensiones eléctricas (del orden de 5.000 volt.) a partir de una corriente continua de baja tensión, aproximadamente 12 volt.
Conviene resaltar que el carrete de Ruhmkorff es uno de los inventos más importantes el siglo XIX y sus aplicaciones han sido numerosas, desde el tubo de rayos catódicos hasta el tubo de rayos X y la bobina de Tesla. Se basa en el fenómeno de inducción magnética y permite obtener corrientes de tensiones elevadas a partir de una corriente continua de bajo voltaje.
El carrete de Ruhmkorff existe actualmente en los laboratorios de física de los centros educativos. Para facilitar su comprensión diremos que consiste en dos bobinas, una pequeña formada por varias vueltas de hilo de cobre barnizado (aproximadamente 300 vueltas) con un núcleo ferromagnético, y otra bobina formada por miles de vueltas de hilo de cobre barnizado (aproximadamente 10.000). Cuando la corriente circula por la primera bobina su núcleo se magnetiza y atrae una pieza metálica que desconecta la alimentación de corriente de modo alternativo, provocando en los terminales de la bobina secundaria una corriente de tensión muy elevada.
Una de las muchas utilidades del carrete de Ruhmkorff es la generación de luz, conectando a sus terminales lo que se conoce como tubo de Geissler. Este tubo funciona con 5.000 volt. y está lleno de un gas que puede ser Nitrógeno, CO2, gas Xenón o incluso Mercurio. Al activar el carrete de Ruhmkorff, el tubo de Geissler genera una luz de colores diferentes según el espectro del gas de relleno, un efecto realmente llamativo que tiene sus utilidades.
En los libros de física existe información del carrete de Ruhmkorff, así como en internet, y quien quiera asistir a una explicación más detallada, pudiendo ver incluso cómo funciona, puede entrar en la página del profesor Julio Germán Rodríguez Ojeda, en su apartado “Carrete de Ruhmkorff – La Chispa que Alumbró al Mundo”.