En materia de bares, la ciudad de Vigo es pionera. Porque aquí abrió en el siglo XIX el que probablemente sea el primer bar de España, un local con la característica barra que le da nombre y con un toque de modernidad para superar a las viejas tabernas y cafés.
Puede que hoy nos asombre, pero el concepto de bar es algo muy reciente. De hecho, la palabra no llegó al Diccionario de la Real Academia Española hasta 1927. Era un anglicismo, que venía de la barra donde se servían las bebidas. En Madrid, el primero en abrir fue el Ideal Room, en la calle de Alcalá, en servicio desde el año 1906. Pero, en Vigo, ya existía uno antes, gracias a los empleados de la Eastern Telegraph Company, el Cable Inglés, que se instaló en la ciudad en 1873.
Aquel primer bar, situado en la calle Velázquez Moreno número 17, era el bar Bandeira, que no sólo vendía deliciosos vinos de Oporto sino que se anunciaba en sus carteles con una amplia y sofisticada carta para su época: “Café, vinos finos, aperitivos, cervezas, champagnes, sándwiches y bombonería fina”. Aquello era lo nunca visto. Y la oferta se completaba con el “Five O’Clock Tea”, para gusto de los empleados británicos del cable, que tenían sus oficinas enfrente, en el edificio Bárcena.
El sitio más moderno
El bar Bandeira se convirtió enseguida en el sitio más moderno de Vigo, desbancando incluso al café Suizo, que durante muchos años había sido la gran novedad. A él acudía cada día el escritor Jules Verne en sus dos visitas a la ciudad en 1878 y 1884, en un tiempo en el que el café era prácticamente un lujo para burgueses. De ninguna manera podía encontrarse en la cocina de las casas de los labriegos ni de los obreros. Además, el café Suizo, en la calle del Príncipe, recibía la prensa internacional de la época y fue de los primeros establecimientos en ofrecer helados, otra novedad a finales del siglo XIX.
Pero la llegada a Vigo del concepto de bar superó todo aquello, porque era todo un adelanto. La periodista Ana Vega Pérez rescataba un artículo de la escritora Emilia Pardo Bazán en el que elogiaba el bar Bandeira y su modernidad.
Una taberna de lujo
“¿Será verdad que ciertos adelantos representan progresos? El bar Bandeira me obliga a formularme la pregunta a mí misma. Todas las tardes que hemos pasado unas horas en Vigo visitábamos el bar […] Un bar es una taberna de lujo. Quizás sólo en el lujo, y en el predominio del cock tail sobre la caña de manzanilla, difiere de la freiduría malagueña, donde el pescado tira de la bebida y la bebida llama por el pescado, las aceitunillas y las rajitas de salchichón”, escribía en un artículo en 1908 en la revista La Ilustración Artística, en una serie que retrataba sus viajes en coche por Galicia para conocer los mejores lugares del país.
La Pardo Bazán se detenía luego en los productos que encontraba en el bar Bandeira, en aquel animado centro de Vigo de principios de siglo: “Hay un matiz marcado que distancia al bar del figón y lo eleva de categoría sobre tales asilos báquico gastronómicos. En el bar todo es extranjero y muy elegante, aun cuando los mejillones en escabeche —una especialidad— hayan sido, naturalmente, captados en aguas españolas o portuguesas”, ironizaba.
Sociedades Recreativas
Hay que recordar que la propia cerveza era una bebida finísima en aquella época, reservada normalmente su consumo a las sociedades recreativas de alta alcurnia como eran en Vigo el Gimnasio, la Tertulia o el Casino. Y palabras como ‘cocktail’ o ‘sándwich’ daban una categoría de alto copete a un establecimiento.
Del bar Bandeira se conserva una foto de 1916, con su barra, sus barriles y sus licores en las estanterías. También, con caricaturas y dibujos en las paredes, todas del estilo más moderno de su época.
Más tarde, los Bandeira fundarían en el Calvario las bodegas de renombre que incluso popularizarían el vino de oporto por estas tierras. Pero antes hicieron historia abriendo un bar en la calle Velázquez Moreno que fue pionero en toda España.
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