Acabo de enterarme del fallecimiento de Braulio Amaro Caamaño, vigués, profesor de matemáticas, y destacado sindicalista. Debo confesar que la noticia me afectó profundamente porque fuimos compañeros durante varios años en el instituto Manuel Antonio, de Vigo, y llegamos a tener una muy buena relación de amistad.
Hace muchos años hubo un problema de gran relevancia y repercusión en el instituto Manuel Antonio (actualmente CIFP Manuel Antonio), cuyos detalles y valoraciones omito porque ahora no tienen mayor relevancia. Como consecuencia de una serie de hechos acontecidos en el centro y de la masiva ocupación de un despacho, la Consellería de Educación decidió expedientar al equipo directivo y desterrar a todos sus componentes. Braulio fue uno de aquellos profesores expedientados y desterrados.
Además de profesor de matemáticas, Braulio siempre fue muy apreciado por todo el alumnado y por quienes compartimos su vida profesional o su amistad en algún momento. También fue secretario nacional del sindicato CIG-Ensino, estuvo muy involucrado en muchas movilizaciones, como las de defensa del entorno de la mina de Corcoesto, y siempre estaba dispuesto a asesorar y luchar por la injusticia.
No es de extrañar, por lo tanto, que la noticia de su muerte haya corrido como un reguero de pólvora. El alumnado que en alguna ocasión ha tenido relación con Braulio, el profesorado y el personal no docente que llegó a conocerlo, y las personas a las que en algún momento ayudó de alguna manera en sus causas, ya fueran colectivas o individuales, siempre guardaremos su imagen de excelente profesor, la de gran persona y la de gallego comprometido.