Roberto, Samuel, Cándida, Leticia, Mónica, Francisco, José María y José Ismael son nombres de personas que han copado las páginas de sucesos del segundo año de la pandemia, ocho nombres de la crónica negra de Galicia en este 2021.
30 de enero. En una vivienda de la calle San Telmo, en Chapela una amiga de Roberto, preocupada por el hecho de que él no diese señales de vida, se alarmó. El desenlace era como para eso. Boca arriba, en el suelo del salón, atado de pies y manos y con la cara tapada por una cazadora. El arrestado fue Manuel ‘Matanzas’, de 42 años. El presunto homicida creía que la víctima le vendía cocaína adulterada. El trapicheo de drogas era el trasfondo.
3 de julio. Samuel Luiz, de 24 años, murió tras ser golpeado sin descanso, al menos durante seis minutos -según la investigación- por varias personas y a las puertas de una discoteca en el paseo marítimo de A Coruña. Seis meses después que aquella paliza grupal, el móvil del crimen no está claro. Siete jóvenes fueron arrestados y tres de ellos están en prisión. Lo ocurrido con este chico dio la vuelta al mundo.
8 de julio. Cándida Soaje, de 72 años. Su cadáver fue descubierto por un hijo suyo, tendida en el suelo, con las manos atadas a la espalda y una cuerda alrededor del cuello. Estaba en su casa, en el lugar de Tirán, en Moaña. El arrestado fue Balbino S., residente en ese mismo municipio y con varios antecedentes por robos en viviendas.
10 de septiembre. Leticia Magalí Sanabria Romero. Paraguaya, vecina de O Barco de Valdeorras (Ourense). 29 años. Encontrada sin vida en su piso. Mantenía a su familia de ocho hermanos. En prisión provisional comunicada y sin fianza por estos hechos están dos mujeres, conocidas de ella.
16 de septiembre. Mónica Marcos, una panadera coruñesa de 52 años, separada y madre de dos hijos, fue descubierta por uno de ellos en un charco de sangre, en su casa. El detenido fue José Ramón Guerreiro Galdo, una reciente pareja de ella, natural de Os Mallos.
Tras el macabro suceso este gallego viajó a Madrid en avión. En el momento de ser capturado, todavía llevaba sangre en los zapatos. Ella se convirtió en la víctima número 35 de la violencia machista en este año que ahora se termina.
30 de septiembre. Francisco Javier L. F, muerto con signos de violencia en el chalé del barrio de las Flores que tenía alquilado y que pagaba puntualmente. Lo encontró el propietario, alarmado por gente que echaba a este hombre de menos. Era muy querido. Un varón de Oleiros fue detenido por el apuñalamiento.
30 de octubre. En una habitación del Hotel Palace de Madrid José Ismael Rosado, antiguo consejero del astillero vigués Barreras, es localizado sin vida. Todo apunta a un robo por sumisión química y a dos personas. Él triplicaba la cantidad de éxtasis que un organismo humano acepta.
22 de diciembre. Una joven de 26 años, Cristina, comparece ante la justicia pero no habla. Jornadas antes sí lo hizo, con un psiquiatra. A él le relató que había acabado con José María Roldán, un hombre de 53 años, de Barcelona. Se habían conocido en una aplicación de citas y él había viajado a Galicia.
Se quedaron en casa de ella, en Cortegada (Ourense). Él le contó que se había enamorado. Ella dijo que le había dado fármacos, que lo había asfixiado con una almohada, rociado líquido, prendido fuego y esparcido sus restos entre la finca aledaña a la vivienda y el río Miño. Todo según su relato. Fue posible dar con un pie, varios dedos y un brazo. Ella llegó a esconder hasta una Play Station que él llevaba en su equipaje.
Ya en la página judicial, si en 2021 el juicio del Pazo de Meirás centró toda la atención (los días 13 y 14 de enero es la vista por los bienes), 2022 ya cuenta con al menos dos procesos importantes: el del Alvia, pendiente de señalamiento aunque se baraja el primer trimestre, en base a lo trasladado hasta la fecha por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia; y la vista oral por el crimen de la niña Desirée Leal, ya fijada, entre el 7 y el 14 de febrero.
La acusada de asfixiar mortalmente a la pequeña en el hogar de Muimenta, en Cospeito (Lugo), es su madre, Ana Sandamil, que está en el penal coruñés de Teixeiro. El padre de esta cría de 7 años, José Manuel, pelea para que se haga justicia y a la mujer, con la que había roto la relación de pareja, le caiga la prisión permanente revisable.