El consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, ha lanzado una seria advertencia sobre la actividad de su empresa en España por, a su juicio, la falta de interés que está demostrando el Gobierno en un momento en que, cree, hay que actuar muy rápido para adaptar la producción a los retos de la transición energética.
En una entrevista publicada este miércoles por el diario económico Les Echos, Tavares hace un repaso de sus planes para instalar fábricas de baterías en Europa, y explica que prevé “una gigafactoría” en Francia, otra en Alemania y que también está en discusiones con el Gobierno italiano.
Y cuando se le pregunta sobre si no hay una oportunidad en España, país donde el grupo tiene una fuerte presencia industrial, su respuesta es que ese no es uno de los países que se han movido rápidamente y además allí las ventas de coches eléctricos son más bajas que en otras partes, “tal vez por una mayor aprensión de la población”. “El plan de recuperación europeo ayuda a España y Stellantis está absolutamente abierto a discutir con el Gobierno español. Pero por ahora el Gobierno no nos ha requerido”, lamenta.
En una clara crítica de la posición del Ejecutivo, explica que “en el terreno político” se puede decir al mismo tiempo que la lucha contra el cambio climático es una prioridad y que se quiere acabar con los motores térmicos de los vehículos. Pero en el sector automovilístico “hace falta tiempo para que emerja otra industria e inventar nuevas tecnologías”.
Tavares avisa de que España tiene que decidir si después de haberse convertido en el segundo fabricante de coches en Europa después de Alemania “quiere perder lo que ha conseguido en los últimos 20 a 30 años” o si “lo quiere hacer fructificar”.
Añade que eso “evidentemente depende mucho de la rapidez y del dinamismo con que el Gobierno español querrá impulsar” el sector. “Si no va rápido, el trabajo de los 20 a 30 últimos años corre el riesgo de perderse porque las cosas van muy, muy, muy rápido”.
En otro momento de la entrevista que no se refiere específicamente a España, cuando se le interroga sobre su compromiso de no cerrar factorías en Europa, señala que él “generalmente” cumple sus promesas, pero advierte de que “tenemos que seguir siendo competitivos”. “El futuro de nuestras plantas -puntualiza- dependerá igualmente de las reglas políticas sobre la descarbonización en Europa y de sus consecuencias sobre el mercado automovilístico”.
Tavares se muestra particularmente severo con la apuesta europea por la electrificación total del sector automovilístico, cuando él cree que la tecnología híbrida hubiera sido una buena opción. Considera que es una decisión “política” y que “había métodos menos caros y más rápidos para reducir las emisiones” de efecto invernadero.
Porque dice que los coches eléctricos, teniendo en cuenta la “huella” de dióxido de carbono por la producción de las baterías, solo son más eficientes que un híbrido cuando han recorrido una media de más de 70.000 kilómetros.
Sobre todo, insiste en que la prohibición de vender coches con motores de explosión en Europa a partir de 2035 tendrá “grandes consecuencias sociales” porque no solo habrán de adaptarse a esos cambios los fabricantes de coches, sino también toda la industria auxiliar: “Es la brutalidad del cambio lo que crea el riesgo social”.
Stellantis conmemora este miércoles el primer aniversario de la fusión en un grupo con sus 14 marcas y con esa ocasión recuerda en un comunicado algunos de los hitos de estos doce meses, como la presentación de una “estrategia de electrificación ambiciosa” con 33 vehículos “electrificados” desde ahora, a los que se añadirán 8 eléctricos en los próximos 18 meses.
También sus planes para invertir más de 30.000 millones de euros hasta 2025 para la electrificación y las innovaciones en digitalización. El próximo 1 de marzo presentará su estrategia de largo plazo.