La Sala Capitol de Santiago de Compostela y la Discoteca Queen de Mos son los dos escenarios en los que actuará este jueves y este viernes el trapero Kaydy Cain, cuya visita a Galicia llega envuelta en polémica, repulsa institucional y mucho ruido.
En Santiago, donde ya no quedan casi entradas a la venta para el concierto que esta noche comienza a las nueve, la Concellería de Igualdade del Concello, así como los grupos municipales PSdeG, BNG y Compostela Aberta han mostrado su repulsa por la celebración de un espectáculo donde se proyectan mensajes denigrantes para las mujeres.
El Mos, donde se han vendido ya el 80 por ciento de las 2.200 entradas a la venta para el espectáculo del viernes, el pleno del Ayuntamiento aprobó el lunes por unanimidad una declaración institucional conjunta de todos los grupos para mostrar su rechazo a la celebración del concierto.
Ambas salas se desmarcan de la polémica, especialmente Capitol, que ha colgado un comunicado en su web en el que explica que no ha contratado al polémico artista madrileño de 32 años, cuyo verdadero nombre es Daniel Gómez Castro, sino que únicamente pone la sala y el servicio técnico a disposición de la promotora, que es Avalon Events.
Sala Capitol recuerda que tiene un “deber legal de satisfacer el compromiso adquirido con la promotora del concierto” y añade que en sus 19 años de historia nunca se ha involucrado en el tipo de música o en el contenido de las letras de las canciones de quienes actúan en la sala, lo cual no quiere decir que no tengan su opinión “personal”.
“Baby, conmigo es como ir al Aquopolis / siempre acabas empapada / Si te la chupa y no le dan arcadas / es porque no se está esforzando nada”, es el tipo de versos que canta este trapero, al que le persigue la polémica desde sus inicios como miembro del grupo Pxxr Gvng.
“Nosotros traemos lo que quieran los clientes. Hacemos encuestas y traemos lo que piden los chavales”, ha explicado por su parte a Efe Jorge Alonso, encargado de la sala Queen, quien añade que según datos de ayer mismo, hasta el momento el 78 por ciento de las personas que han comprado entradas para el concierto de mañana son mujeres, y el 22 por ciento hombres.
Para Alonso, la repulsa institucional expresada en el pleno del lunes es un “paripé” encabezado por la alcaldesa, Nidia Arévalo, la cual no se ha molestado en llamar siquiera a los propietarios de la la sala Queen, como no lo ha hecho nadie de su gobierno ni de ninguna formación política de la corporación.
“Venimos de dos años sufriendo con la pandemia, con o sin culpa nos acribillaron, y ahora que empiezas a levantar un poco cabeza, más caña. Lo lógico es que la alcaldesa llame y diga cuál es su postura”, defiende Alonso, quien señala que lo suyo es un negocio y que trae “lo que los chavales quieren escuchar” comprobando únicamente si el caché del artista se adapta a sus posibilidades, no el contenido de sus letras.
Alonso defiende además la postura expresada por el propio Kaydy Cain en un mensaje en de Instagram en el que declaró su inocencia respecto a un hilo de Twitter en el que se le acusó el mes pasado de supuestos abusos sexuales e incluso de violación.
“Todo esto empezó en el momento en que se supo que venía a Galicia. Entonces se crearon grupos en redes sociales que se llenaron de testimonios de gente que no da la cara. Si hubiese una sentencia firme el tema cambia, pero no es el caso, son grupos en redes sociales que dicen que es un violador, pero hay que demostrarlo”, asegura.
Menores de 16 años
En ambos conciertos está permitida la entrada de menores de 16 años, aunque acompañados de un tutor legal y, en el caso de Queen, los menores de edad pero mayores de 16 tienen que ir a la segunda planta, donde no se vende alcohol, y abandonar la sala antes de la medianoche.
“No somos tan distintos, mama / A mí me gusta Gucci, a ti Prada / A mi encima en la mesa a ti en la cama / Pero a los dos nos gusta joder sin drama” son el tipo de versos que escucharán los seguiros de este trapero que hace apología de las drogas, el sexo y la violencia en unas letras con las que en Galicia disfrutan, como mínimo, los miles de personas que se han hecho ya con alguna de las localidades para verlo en directo.