La causa del hundimiento del «Villa de Pitanxo» a 250 millas de Terranova con 24 tripulantes a bordo sigue siendo una incógnita. De lo único que hay constancia hasta ahora es por boca de los propios marineros, que relataron a sus familiares en las horas previas al accidente que estaba trabajando en muy malas condiciones de mar. La investigación determinará si hubo temeridad por parte del capitán a la hora de ponerse a faenar y echar las redes cuando deberían estar a la capa hasta que mejorase la mar.
«Nunca había escuchado a mi padre decir que tenía miedo y esta vez nos dijo que estaba en el camarote y caía todo para todos lados, se movía todo, estaba acojonado, acojonado, nunca en la vida», aseguró este jueves Christian, hijo del marinero moañés Fernando González. Su padre, engrasador en el pesquero, es uno de los desaparecidos, y horas antes del accidente pudo contar a sus hijos el miedo que existía.
Christian, como ya lo hacía en días previos su hermano Kevin, pide información sobre lo ocurrido. «Las condiciones eran malas, lo que tienen que aclarar cuando llegue el patrón, que dicen que están en shock, porque el mar es así, pero… Sí, pero, hay que ver que estaba pasando ahí, porque no es normal lo que pasó», indica.
«Al barco le vino un golpe de mar y se hundió en el momento, ni trajes de supervivencia ni nada, a oscuras, de noche, si estás en un camarote o en máquinas, te das un golpe y qué sabes…», añade. Christian reitera que el problema actual es la falta de comunicación con autoridades y responsables.
«No dé la batalla por perdida»
Las familias y los cinco ayuntamientos en donde residen la mayoría de estos marineros han hecho una «petición unánime» al ministro de Pesca, Luis Planas, para que el Gobierno «no dé la batalla por perdida» y las autoridades sigan buscando a los doce tripulantes desaparecidos.
Planas, que ha mantenido sendas reuniones por separado con las familias y con los armadores del barco, ha abandonado la Autoridad Portuaria de Marín sin hacer declaraciones a los medios, si bien, según los allegados de los marineros, se comprometió a estudiar esta petición. «Le pedimos al ministro que por favor no cese la búsqueda», ha explicado al término de la reunión Kevin González.
Ha reclamado que los organismos «pertinentes» financien estas tareas de rescate y se pongan a disposición los medios «que crean convenientes», ya sea mediante buques canadienses, efectivos de la Armada española o los propios pesqueros que están en la zona.
Desinformación
María José de Pazo, hija del jefe de máquinas del barco naufragado, ha suplicado «que no se abandone tan pronto a la gente allí» y, si es necesario, «que se pague a los barcos españoles que están allí» para que sigan buscando porque «conocen la zona».
«Hay doce personas desaparecidas y España no manda ningún avión ni ningún barco, nada», ha lamentado De Pazo, que también ha censurado que las familias están «totalmente desinformadas» y se enteraron por redes sociales de que Canadá suspendía la búsqueda.
Tras reiterar que piden que «no se tire la toalla», la mujer ha añadido que también han solicitado que se agilice la identificación de los cadáveres porque «esto es una tortura para las familias», que desconocen si sus allegados están entre los fallecidos o siguen desaparecidos.
Respaldo de los ayuntamientos
La alcaldesa de Marín, María Ramallo, ha querido hacer constar además que no todos los familiares han sido convocados a esta reunión por lo que ha reclamado al Gobierno «mejorar» en la comunicación con las víctimas y que la información «fluya de forma más eficaz».
Ramallo, que ha intervenido en nombre de sus homólogos de Bueu, Cangas, Moaña y Cambados, ha asegurado que los cinco ayuntamientos respaldan «al 100%» las peticiones de las familias de los marineros del «Villa de Pitanxo».
A este respecto, la regidora de Marín ha reclamado «que se haga un esfuerzo» para seguir buscando a los desaparecidos «cuando se pueda» o las «inclemencias meteorológicas» lo permitan y se haga «de la forma que el Gobierno considere conveniente».