Un año más, la Sociedade Jules Verne de Vigo ha llevado a cabo un homenaje a la novela «20.000 leguas de viaje submarino» y en concreto a su capítulo dedicado a la ría de Vigo. Este sábado 19, a los pies del monumento dedicado al escritor, un numeroso grupo de vernianos ha realizado una lectura conjunta de ese fragmento de la obra. Así, el capitán Nemo «regresó» a la ría de Vigo con motivo de la efeméride de la famosa obra.
«20.000 leguas de viaje submarino» está narrada a modo de diario y en ella tres personajes sin mucho en común —el arponero Ned Land, el profesor Pierre Aronnax y el criado de este, Conseil— viajan por obligación a bordo de un impresionante submarino, el Nautilus. Su dueño, el misterioso capitán Nemo, los lleva a una larga travesía por los distintos mares del planeta y les enseña las maravillas de los fondos oceánicos. Una experiencia como ninguna otra a bordo de un navío que entonces apenas era inimaginable, y que aunó aventura, ciencia y sentido de lo increíble.
Esta historia apareció publicada por primera vez entre 1869 y 1870, y lo hizo de forma seriada en la revista Le Magazin d’éducation et de récréation. Tanto esta edición como las muchas posteriores en forma de libro la convirtieron en uno de las obras más populares de Jules Verne, que además ha sido adaptada en numerosas ocasiones tanto al cine como a la televisión.
Capítulo octavo
Pero «20.000 leguas de viaje submarino», en concreto, guarda una relación muy especial con la ría de Vigo, ya que en ella se explica que la principal fuente de riquezas de Nemo es el tesoro de Rande, es decir, la enorme fortuna que, según la leyenda, descansa en el fondo de la ría desde 1702. En el capítulo octavo de la segunda parte de la obra, el capitán Nemo explica a su invitado los pormenores de la batalla, que terminó con los galeones hundidos en las aguas de la ría de Vigo junto a algunos de sus tesoros.
Desde entonces, muchos han sido los intentos de rescatarlos, pero sin éxito. Esa es la excusa que utiliza Verne para demostrar sus enormes conocimientos de historia y de paso justificar de qué manera se sustenta económicamente el extraño pirata. En la época en que publicó esta novela, el autor aún no había estado nunca en Galicia, pero sí que tuvo ocasión más adelante de visitar Vigo en dos ocasiones, siempre de forma no premeditada, y cuentan que quedó muy satisfecho con la ciudad y su gente.
Rescate de los galeones
Pero, en 1869, lo que maravillaba a Verne eran las modernas tecnologías de inmersión que se estaban probando en el intento de rescate de los galeones, y a partir de eso construyó la historia de un submarino y de su capitán, revolucionario e independentista de los mares. En base a esta relación tan especial entre la ciudad y el escritor se creó la Sociedade Jules Verne de Vigo, que trata de poner en valor las raíces vernianas y la mágica conexión que existe entre Vigo y su ría.
Monumento a Jules Verne
Un año más, numerosos vernianos se han reunido delante del monumento a Jules Verne, obra del escultor vigués José Molares, y han procedido a la lectura conjunta del capítulo octavo de la segunda parte de «20.000 leguas de viaje submarino». Por turnos, numerosas voces han querido recordar en Vigo a esos Aronnax, Land y al capitán Nemo que recorrieron las profundidades de las aguas en un texto que enseñaba acerca de tecnología, biología y aventuras.
Vigo desde el Náutico
Y, de paso, han recordado a un escritor inmortal que hoy, como cada día, sigue observando Vigo desde el Náutico, junto a la ría, y sentado en un pulpo similar al que aparecía en su novela. Vigo sigue siendo una ciudad verniana y esta mañana lo ha vuelto a demostrar. La aventura sigue intacta bajo las aguas y, con tanta ilusión puesta en un mismo lugar, solo puede llevar a conseguir logros impensables. Exactamente lo que siempre soñó Jules Verne.