El grupo automovilístico Stellantis obtuvo el pasado año 13.354 millones de euros de beneficio en su primer ejercicio tras la fusión entre PSA y Fiat-Chrysler, lo que significa multiplicar por 2,8 el resultado que habían anotado en 2020 todas las marcas que tenía la compañía.
“En el primer año de la historia de Stellantis conseguimos un resultado récord”, destacó este miércoles el consejero delegado, Carlos Tavares, en declaraciones a la emisora France Info.
Tavares señaló que el resultado operativo prácticamente se duplicó (subió un 95%), hasta 18.011 millones de euros, de forma que el margen (la rentabilidad) pasó al 11,8%, frente al 6,9% el ejercicio precedente. Después de un 2020 en el que la producción y las ventas se hundieron a causa de la Covid-19, la facturación aumentó un 14%, hasta 152.119 millones de euros.
La compañía resultante de la fusión del francés PSA y del italo-estadounidense Fiat-Chrysler señaló que los resultados récord del pasado año se debieron también a las sinergias conseguidas por esa operación de concentración.
El consejero delegado felicitó a sus empleados que, dijo, fueron “absolutamente formidables” y anunció que van a distribuirles “una parte importante” de los beneficios. En concreto, aseguró que a cuenta de los resultados de 2021 recibirán 1.900 millones de euros, lo que significa un aumento del 70% respecto al ejercicio precedente.
Para ilustrar con un ejemplo lo que pueden esperar los trabajadores, indicó que en Francia los que cobran hasta 2,5 veces el salario mínimo (hasta unos 3.170 euros netos) obtendrán 4.400 euros de media.
Preguntado por los efectos que pueden tener para la compañía el conflicto entre Rusia y Ucrania, Tavares puntualizó que el primero supone un negocio relativamente limitado, ya que en ese país tienen una fábrica, alrededor de 2.000 empleados (de un total de 400.000 en todo el mundo) y una cuota de mercado del 1,5%. Por eso “el impacto potencial para el resultado de la empresa sería más bien marginal (…) si hubiera sanciones”.
Sobrecostes
El ‘número uno’ del grupo automovilístico lanzó, una vez más, una advertencia sobre el impacto que puede tener para todo el sector los sobrecostes del 50% que suponen las tecnologías del vehículo eléctrico en una transición que en Europa se plantea con el fin de la venta de vehículos con motores térmicos en el horizonte de 2035.
Insistió en que esos sobrecostes pueden reducir la clientela de los vehículos nuevos y eso implicaría que habría que adaptar también el tamaño de los fabricantes al mercado.
Stellantis recordó que durante el pasado año presentó sus planes para la electrificación de la gama y la incorporación de nuevos programas informáticos para acelerar su digitalización, para lo que prevén una inversión de más de 30.000 millones de euros de aquí a 2025.