“¡Non comprendes peixe, que está todo podre!”, exclamaban los merdeiros en el Mercado do Berbés armados con berzas y varas con las que azuzaban a los comerciantes y vecinos del Casco Vello. Luego se hicieron con un manojo de grelos que consiguieron inscribir en el Registro de la Propiedad. El personal consiguió frenarlos cuando intentaron robar unos carimbos: “Outro ano será”.
En el Centro de Visitantes do Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia incordiaron tanto que consiguieron que les regalaran camisetas. En el edificio de la Deputación un Merdeiro, grapadora en mano, recomendó a una trabajadora hacerse un piercing. Aunque se lo pasaron bien salieron un poco decepcionados: “Aquí hai pouco ambiente”.
Pero el asalto a la biblioteca Juan Compañel, no defraudó: recomendaron “boas lecturas” y aconsejaron a los opositores los temas que debían estudiar. La acogida fue buena, “xa os temos acostumbrados”. Van todos los martes de Entroido, un día al que bautizaron extraoficialmente como “Martes institucional” porque ya convirtieron en costumbre la visita a los edificios oficiales.
El viernes y el domingo la figura tradicional del Casco Vello celebra sus “días fortes” en la calle desde las 11.00 horas hasta las 20.30 aproximadamente. Los niños salían a su encuentro entusiasmados y los adultos los recibían sonriendo: en 2022 los ciudadanos los vieron acariciando calvas, dándoles berzazos en la cara a los turistas atónitos que escuchaban al guía en la Porta do Sol y robando pinchos en las terrazas de los bares entre otras ‘trouleadas’: “Parece que este ano xa non se leva a tortilla, case todo son empanadillas”, exclamó uno de ellos.
Los niños Merdeiros asaltan el Casco Vello
Los vigueses consiguieron reasentar su figura en el imaginario colectivo desde que hace 16 años recuperaron su “licencia para molestar”, los vecinos entran en su juego con más expectación que sorpresa. El trabajo de los miembros de la Asociación Etnográfica Merdeira, que impartió talleres en los centros de estudio, tuvieron una respuesta extraordinaria: decenas de niños se unieron a ‘merdeirear’ con los adultos tanto el viernes como el domingo.
Los Merdeiros no lo esperaban, fue un espectáculo espontáneo, pero los acogieron satisfechos aunque la edad mínima para salir sea de 15 años. El hecho de que fueran acompañados de sus padres convenció a los mayores.
El Merdeiro: una figura prohibida
La figura típica del carnaval de Vigo se recuperó en 2006 después de 80 años desaparecida: a finales del S.XIX, el crecimiento exponencial de la ciudad de Vigo llevó a las instituciones a publicar una ordenanza municipal que prohibió la salida del Merdeiro al considerar que no daban buena imagen.
En el Casco Vello de Vigo vivían los marineros, eternos rivales de los campesinos del interior que llegaban al mar a vaciar sus pozos negros y recoger el ‘escabiche‘ (las partes del pescado que no se comían) para abonar la tierra.
Los pescadores, que se enfrentaban a las inclemencias del mar en cada jornada, miraban por encima del hombro a los labriegos. Ellos no se jugaban la vida, se servían del mar y trabajaban acomodados en el campo. Con la llegada del Entroido el enfrentamiento tácito se convertía en una burla manifiesta. Los marineros se disfrazaban de campesinos para ridiculizarlos y exageraban sus maneras incomodando a los vecinos del barrio.
Perfilaban el carácter de los trabajadores del agro como el de unos paletos malencarados, sucios y “descamisados”. Vagaban por las calles tirando ‘escabiche’ a los vecinos y restregándoles trapos malolientes macerados durante días en agua con pescado podrido.
Las nuevas generaciones de Mereiros, por el momento, no tiran escabiche y se limitan a gastar bromas a los vecinos del Casco Vello de Vigo tal y como hicieron sus antepasados. Los únicos límites los pone el sentido común: “Trátase de merdeirear, non de vandalizar, entroidamos con sentido”, recuerda Hadrián Román. La gran acogida del Entroido de 2022 demuestra que el personaje más irreverente del carnaval de Vigo se consolida pese a las zancadillas de la historia.