Un segmento de la flota viguesa ha dicho basta. Algunas empresas asociadas y subsectores de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), como el de la flota de cerco, han decidido no seguir desarrollando su actividad pesquera a la vista del actual precio que ha alcanzado el gasóleo. Por este motivo, sus embarcaciones se quedarán amarradas hasta que no se arbitren ayudas. En el caso de los buques que ahora se encuentren faenando, no regresarán una vez que arriben a puerto.
Las empresas armadoras adscritas a ARVI, así como las organizaciones de productores radicadas en el puerto de Vigo (OPNAPA 88, OPP 3 y OPP 4) han mantenido una reunión conjunta este miércoles por la mañana para analizar los problemas que se están derivando del desmesurado incremento del precio de los combustibles, que está “afectando de forma significativa a los gastos de explotación de sus embarcaciones pesqueras”, según precisa ARVI.
En dicho encuentro se ha identificado la “necesidad imperiosa y urgente” de que se proceda a la activación de las ayudas de ‘minimis’, que ahora mismo se hallan en vigor hasta el 31 de diciembre de 2022, en el marco del reglamento que incrementó el límite de dichas ayudas por circunstancias derivadas de la Covid-19. El objetivo, según ARVI, es “salvaguardar la actividad pesquera de los buques, las tripulaciones y las empresas”.
También se estudiarán otros potenciales apoyos que puedan activarse, habida cuenta de que la flota asume que los ‘minimis’ no serán suficientes. La Cooperativa de Armadores ha subrayado la “importancia” de activar las ayudas “con carácter urgente, tal y como lo ha hecho el Gobierno francés”.
La decisión tomada este miércoles ya sobrevolaba este martes, aunque se trataba de una de las propuestas más extremas para contrarrestar la situación. Arvi la mantenía alejada pero finalmente ha sido la opción que se ha impuesto debido a la “situación muy crítica” del sector. “Cuando se produjeron las manifestaciones por la subida del gasóleo, el litro estaba a 0,60 céntimos y ahora cuesta un euro”, explicaba en la víspera a la reunión el presidente de la cooperativa, Javier Touza, quien recordaba que en febrero de 2020 el precio era de 0,30 céntimos por litro.
La patronal de armadores de Vigo tiene una flota distribuida por los caladeros de varios países, pero la coyuntura es internacional de manera que el precio en Irlanda el lunes ascendía a 1,1 euros el lito y en las islas Malvinas se había disparado aún más.
“Hemos estado en la medida de lo posible soportando la cadena de estos sobrecostes pero no podemos continuar mucho tiempo así porque al final las cuentas de explotación no permiten mantener ese nivel de precios”, advierte Touza.