Son muchas las preguntas que aparecen en estas horas de confusión, en las que la propaganda sustituye a la información. Desde la condición de gentes del común podemos albergar la duda sobre lo que nos cuentan con la insistencia de esa lluvia pertinaz que encharca el camino de la reflexión serena.
La violencia y el miedo que la suele acompañar cristalizan en imaginarios y atmósferas electrizadas por descargas de gran emotividad y simbolismos atávicos que emergen de las simas más profundas de nuestro psiquismo y de rápida propagación colectiva.
No estaría mal precavernos un poco, tomar distancia de la propaganda, a veces burda o demasiado evidente, y preguntarnos acerca de la intención y propósito de lo que nos cuentan, dejando de ser meros comulgantes.
Vayan lanzadas sin más algunas preguntas encadenadas acompañadas de alguna tentativa de sugerir. Las primeras y más evidentes:
1. ¿Está España en guerra con Rusia o Rusia declaró la guerra a España? Rusia evidentemente no declaró la guerra a España, pero el gobierno español se implica mediante el envío de material bélico a Ucrania, obteniendo la condición de beligerante en el conflicto, contribuyendo así al escalamiento, de forma aún muy modesta en su contribución.
2. ¿Pertenece Ucrania a la OTAN? NO. España pertenece a la OTAN y bajo esa condición podría verse implicada en el caso de un ataque a un país miembro de la Alianza, pero éste no es el caso por cuanto Ucrania no pertenece a la OTAN.
3. ¿Le fuerza a intervenir militarmente su pertenencia a la UE, Unión Europea? Sólo en el caso de que se interprete que hay un nexo consustancial entre UE y OTAN, podría abrirse la discusión problemática sobre obligaciones de tipo militar y su alcance, no olvidando en todo caso que las decisiones en la disyuntiva intervenir o no son en última instancia políticas.
4. Anticipando, en el caso de Polonia, miembro de la OTAN, y muy directamente implicada en Ucrania. ¿Hasta qué punto, de surgir un enfrentamiento directo con Rusia, entraría en el supuesto de Estado agredido? ¿Estaría obligado el gobierno español a tomar las armas frente a Rusia?
Finalmente, ¿podría garantizar la OTAN, en ese o similar supuesto, la seguridad y protección de nuestro territorio e intereses? En definitiva, ¿es la OTAN un buen negocio para los intereses de los españoles? ¿Es la OTAN una organización defensiva?
Corresponde a cada uno de nosotros, individual y colectivamente, dotarnos de respuestas a estos y otros interrogantes, antes que la historia nos dé las respuestas, tal vez con formas no demasiado amables.