Vigo cerró este domingo su Festa da Reconquista más esperada. Lo hizo con un nuevo aluvión de ciudadanos, tal y como ocurrió el sábado, abarrotando las calles de la ciudad. Y es que había muchas ganas de recuperar la romería urbana más multitudinaria y la afluencia fue masiva durante todo el día. Especialmente a las seis de la tarde, cuando comenzó la representación de la expulsión de las tropas napoleónicas.
La explanada del Náutico y el Casco Vello se convirtieron en un gran teatro al aire libre. Los personajes históricos fueron encarnados de nuevo por los miembros de la Asociación de Veciños. Año tras año la escenificación mejora, se depura, y los pequeños detalles también se cuidan. En esta ocasión, el papel de Aurora brilló más que nunca y su actuación enfervorizó al público.
La implicación en el acto estelar de la Reconquista viguesa aumenta exponencialmente en cada edición y el escenario ya se queda pequeño para acoger a los cientos de participantes. Mayores y pequeños ataviados de época se involucraron en la actuación y protagonizaron las primeras escaramuzas con las tropas de José Bonaparte. No podía faltar el alcalde, Abel Caballero, y un buen número de concejales.
«¡Queremos la libertad de Ucrania!»
El regidor fue el encargado de abrir la representación con un discurso en el que tuvo palabras de recuerdo para Ucrania. «¡Queremos su libertad!», gritó tras recordar la histórica liberación de la ciudad hace 213 años.
La entrada de Chalot, al mando de las tropas francesas, fue el pistoletazo de salida. «¡Fuera gabachos! ¡Que no quede uno!¡Defensa, defensa!», gritaron los vigueses. En un escenario instalado en el Náutico se representó la entrega de la ciudad, la muerte de tres vigueses a tiros en una taberna y el encarcelamiento de la viguesa Aurora.
Asalto en la Porta da Gamboa
El alcalde Vázquez Varela llamó a la defensa de la villa y la milicia de Vigo ascendió en esta ocasión por la calle Carral hasta llegar a la Porta da Gamboa. Cachamuíña y el teniente portugués Almeida dirigieron a los voluntarios llegados desde Valladares, Mos y Pontesampaio. «Vecinos de Valladares, Bouzas, Alcabre, Coruxo, Saiáns, Matamá, Val do Fragoso, Beade, Candeán, Bembrive, Lavadores, de Sárdoma, da Salgueira, Teis, y Casco Vello. Adelante», gritó enfervorizado el marinero Carolo.
Hacha en mano, Carolo cayó herido, pero ya nadie podía parar a los vigueses. Las tropas de Napoleón retrocedieron hasta el puerto, donde huyeron de nuevo por mar. ¡Viva Vigo!¡Fuera los franceses!. Hasta el año que viene, cuando la historia se repita y la ciudad dé un paso más en su lento pero imparable proceso de identificación.