Una portada del diario francés L’equipe mientras se disputaba este último Roland Garros imaginaba a Rafa Nadal como un ciborg o un terminator, mitad humano-mitad máquina, con el sobrenombre de ‘Terreminator’.
Es posible que la redacción del periódico deportivo haya publicado la realidad de nuestro mejor deportista de todos los tiempos. Es muy probable que si Nadal fuera solamente humano no sería capaz de conseguir la brutalidad de grandes trofeos que sigue haciendo suyos.
Estoy convencido que en su escuela de tenis manacorense tienen una sala, oculta al público, dotada de las últimas novedades en herramientas tecnológicas y pantallas de ordenador, con un gran sillón ergonómico en el centro de la habitación. Cuando Rafa llega a su isla lo primero que hace es acomodarse en ese gran sillón y gran número de doctores/técnicos se sitúan a su alrededor con todo tipo de utensilios de último grito, lo enchufan a las máquinas y comienzan a desmontarlo por partes, para sustituir lo dañado y dejarlo preparado para su próxima batalla.
Una vez que los técnicos finalizan su trabajo Rafa Nadal vuelve a salir a la calle, absolutamente impecable, como si fuera una ‘persona humana’ más. Está claro que Roger y Novak (y resto de tenistas) desconocen la naturaleza real de nuestro deportista, y cuando juegan contra él se creen que pueden derrotarlo porque están en las mismas condiciones. Mal sabe ellos…
Y no se preocupen por la lesión de su pie, los técnicos/doctores a estas horas ya le están sustituyendo los accesorios en mal estado. Por tanto y llegados hasta aquí, lo único que podemos añadir es: “Sayonara, Rafa”.