Vigo quiere ser sede de la fase final del Mundial 2030, si es que finalmente la candidatura conjunta que presentarán España y Portugal resulta elegida por la FIFA. Así lo ha anunciado este lunes el alcalde, Abel Caballero, después de que la Xunta presentase la propuesta –junto a la de A Coruña- ante los organismos estatales. Pero la ciudad olívica no lo tendrá nada fácil porque incumple tres de los requisitos mínimos para acoger la competición.
El primer obstáculo es obvio: Balaídos no alcanza los 40.000 espectadores que se requieren para albergar partidos de la fase de grupos. Una cifra que aumenta a 60.000 en el caso de las semifinales y a 80.000 en el choque decisivo por el título y en el partido inaugural. No obstante, hay dos cuestiones que alimentan las esperanzas del Concello de Vigo y de la Xunta de Galicia. Por un lado, el Gobierno autonómico ha preguntado a la RFEF qué opciones hay en caso de no alcanzar los objetivos. Desde Las Rozas se ha dejado claro por escrito que las estipulaciones de la FIFA “no pueden alterarse” pero han abierto la puerta a acometer las “reformas necesarias” para cumplir con los requisitos.
Al respecto de esas “reformas”, Balaídos ya está siendo objeto de una que terminaría a tiempo para el Mundial, pero que a día de hoy se antoja insuficiente. Así pues, habría que pensar una solución para aumentar el aforo, aunque fuese solo temporalmente, y recibir una catalogación de 4 estrellas. Eso sí, estamos hablando de más de 10.000 butacas de diferencia y un incremento del 35%, aproximadamente, ya que actualmente el estadio vigués no puede acoger ni a 30.000 personas (la cifra exacta se desconoce oficialmente debido a los continuos cambios experimentados en los últimos años con las obras y con los cambios de los asientos).
Por tanto, la alternativa debería ser de calado. No solo en el caso de Vigo sino también en el de A Coruña, ya que la Xunta ha presentado a las dos urbes de la región como aspirantes y Riazor, que también ha sido objeto de remodelación recientemente, tiene más aforo que Balaídos pero se queda en unos 32.000 espectadores.
El segundo aspecto a favor de Galicia –o en contra de la candidatura ibérica, según se mire- es que otras comunidades autónomas también concurren con terrenos de juego que incumplen este requisito. Zaragoza, Murcia, Málaga, Las Palmas o Gijón no alcanzan los 40.000 espectadores. San Sebastián se queda al borde. Aquí podrían jugar un papel más decisivo esas “reformas necesarias” a las que alude la RFEF.
Además, España contará con 11 de las 14 sedes previstas por ambos países. Portugal solo aportará tres: dos en Lisboa (Estadio da Luz y José Alvalade) y uno en Oporto (O Dragâo). Y las únicas sedes españolas que superarían el corte y que han sido presentadas por sus comunidades autónomas son Madrid (Santiago Bernabéu y Metropolitano), Barcelona (Camp Nou y Cornellá), Sevilla (La Cartuja), Bilbao (San Mamés) y Valencia (Nuevo Mestalla). Un listado que, según las previsiones, se quedaría corto.
Aparcamiento y hoteles
Caballero, además, confía en que la reunión técnica e informativa del 14 de julio sirva para confirmar cómo se pueden “adaptar” las necesidades que impone la FIFA a la realidad de Vigo. Porque no solo se trata del terreno de juego. También de las dotaciones que proporciona la ciudad. Por ejemplo, se reclaman al menos 5.000 plazas de aparcamiento cercanas al estadio solo para la organización. Un escollo importante en el caso de Balaídos, donde la falta de estacionamiento ha sido un problema endémico.
Aquí podría entrar en juego el parking subterráneo que proyectaba el Ayuntamiento, que ha sido objeto de múltiples modificaciones. Después de cambiar varias veces de ubicación, lo último que se informó de modo oficial fue que se aprovecharía la remodelación de la grada de Gol para su construcción. También varió su capacidad. Se dieron diferentes cifras de plazas, pero nunca por encima de las 1.500.
El tercer inconveniente que plantean las exigencias de la FIFA tiene que ver con el alojamiento. Para satisfacer los gustos de las selecciones nacionales, se solicita que haya “tres o cuatro” hoteles de 5 estrellas en un radio de 40 kilómetros. Y solo hay dos: Nagari y Los Escudos. El de A Toxa se halla a más distancia (unos 50 kilómetros) y el nuevo complejo de Samil se queda en 4 estrellas superior. Así pues, sería preciso conseguir alguna concesión en este sentido.
Al menos, no todo son malas noticias para las pretensiones viguesas. Entre las necesidades que sí atiende la urbe olívica hay otras cuatro: la disponibilidad del estadio durante un mes antes del inicio del campeonato, una zona exterior en la que se puedan instalar todos los servicios complementarios (televisión o seguridad), la presencia de centros médicos y hospitalarios de máxima capacidad o la existencia de conexiones aeroportuarias y ferroviarias a menos de 40 kilómetros.
Para ser subsede
Otra esperanza que albergaría Vigo sería su elección como subsede. Hacen falta 72 en total, 54 de ellas en España. Pero la ciudad tropezaría con la misma piedra del alojamiento. Se siguen pidiendo “tres o cuatro” hoteles de 5 estrellas próximos. Además, no tendría ninguna sede cerca.
En cambio, pasaría el corte con el resto de puntos: desde las comunicaciones aéreas y de tren hasta los servicios complementarios para las selecciones nacionales (gimnasio, salas de recuperación, lugar para reuniones o vestuarios), pasando por los campos de fútbol con las mismas dimensiones y la misma hierba que la sede de referencia.