El estreno de la serie ‘El señor de los anillos. Los anillos de poder’ en Amazon Prime se ha saldado, como podía suponerse, con un éxito rotundo, más de 25 millones de espectadores en todo el mundo en su estreno y, al mes de tal fecha, rozando los 100 millones. Demuestra sin duda las capacidades de un poderoso aparato publicitario (empezando por la idea con la que los responsables del marqueting de la serie saturaron las redes sociales con la noticia de ser la ficción televisiva más cara de la historia), pero también el gancho y la fama global del universo creado por JRR Tolkien. Un universo que tuvo muchas visitas desde el exterior, algunas de gran éxito, otras cuanto menos curiosas y algunas incluso disparatadas. Sin ánimo de ser exhaustivos vamos a recordar varios acercamientos a la saga literaria de la Tierra Media.
Ralph Bakshi, el anillo animado
Posiblemente la película de animación de Bakshi, de 1979, sea el gran momento crucial para entender la pervivencia de la obra de Tolkien. ‘El señor de los anillos’, cabe recordarlo, se editó primeramente como trilogía, tres libros publicados entre 1954 y 1955. Dos décadas más tarde llevar al cine la epopeya de Frodo y compañía supuso un reto saldado con resultados interesantes, creativamente. La película no abarca toda la historia sino aproximadamente una mitad. Tras el éxito de la cinta tendría que producirse, se entiende, su cierre en una segunda parte. Sin embargo lo costoso del sistema (rotoscopia, esto es, una mezcla de imagen real y dibujo animado que lograba un tono adulto y oscuro para la película) unido a unos resultados iniciales en taquilla insatisfactorios frustraron el proyecto.
No importa, con los años esta cinta se ha convertido en un trabajo de culto que fraguó en parte la mítica alrededor del anillo y su universo, atrapando a una nueva generación de lectores. Incluso podemos decirlo, en ocasiones inspira el acabado visual del ambicioso proyecto de Peter Jackson (la trilogía cinematográfica por todos conocida).
Antes de el señor de los anillos, dos veces
La novela con la gran gesta protagonizada por Frodo tiene un antecedente sobradamente conocido: ‘El Hobbit’, una novela de tono más infantil y liviano que también gozó de adaptaciones. Adaptaciones como la trilogía de Peter Jackson, por supuesto (que alargó hasta la desmesura lo que en origen era un cuento encantador: el director australiano intentó convertirlo en una obra más grande aún que ‘El señor de los anillos’). Pero no es la única aproximación cinematográfica, y de hecho las anteriores son también anteriores al film de Bakshi.
Gene Deitch hizo una versión de dibujos animados en 1966, de 12 minutos y con muchísimas licencias argumentales. Es un espectáculo psicodélico sin duda curioso.
La calidad pobre, pero con encanto por ello, de este corto tiene una intrincada historia que en rápido resumen se define por una cuestión: no perder derechos sobre el Hobbit, y entregar “algo” en un tiempo récord.
Menos circunstancial fue el segundo acercamiento al libro. En 1976, poco antes del alumbramiento del film de Bakshi, Jules Bass y Arthur Rankin Jr. firman una adaptación animada mucho más fiel al texto original que la reciente obra de Peter Jackson, e influenciada por las ilustraciones de Lester Abrams para el libro de Tolkien. Años más tarde estos directores hicieron también una versión de ‘El retorno del rey’ (primera parte de la trilogía del anillo) con el mismo equipo y estética. Hay que decir que ‘El Hobbit’ de Bass y Rankin respeta mucho más que la trilogía del s. XXI el espíritu del relato original, y que (en su versión original, claro) puede verse en You Tube.
Después de Bakshi, antes de Jackson.
No lo duden, la realidad es que dos son las torres que sostienen el imaginario tolkiano en el cine, la película de Bakshi y la trilogía de Peter Jackson. Pero entre ambas hubo curiosidades, poco significativas para el imaginario colectivo pero tenidas siempre en cuenta por el devoto fan de todo lo que huela a Tolkien: en 1991, en la Televisión de Leningrado, se estrenó una adaptación televisiva de ‘El señor de los anillos’, titulada Jraníteli (‘Guardianes’). Como versión de la novela, bueno, es… particular. También chusca/psicotrópica en sus efectos especiales. Merece la pena ojearla por la curiosidad.
Hay que citar también una serie finlandesa, ‘Hobibit’, de 1993, donde casi podemos hablar de deconstrucción low-cost.
Si nos atenemos a calidad y no a mero frikismo o gusto trash y completismo, poco se salva en este paréntesis entre los dos ‘Señor de los anillos’. De hecho y siendo rigurosos, hay que reconocer que la trilogía de ‘El Hobbit’, como ya hemos apuntado, pese a su tremendo presupuesto (era la continuación de una trilogía ya histórica) fue otro sonado naufragio creativo por su ambición desmedida. No así la previa trilogía de El señor de los Anillos”.
Peter Jackson, el hombre que pudo reinar.
O que reinó. Hoy, cuando HBO o Netflix (o Prime, mejor aún para el caso) proponen vastísimas sagas de holgados presupuestos en series de hasta diez temporadas, es difícil imaginar que en 2000 era un descomunal riesgo apostar por tres películas para narrar una historia, filmadas todas antes del estreno de la primera de ellas. Pero lo era. Y el éxito fue total, tanto por el hype (parece una vida, hablar de 2000, pero en el cambio de siglo ya había internet, circulaban imágenes de la recreación de los lugares del libro…) como, sobre todo, por el excelente trabajo de dirección y un casting impecable.
La secuela-precuela (las tres películas sobre las aventuras de Bilbo Bolsón se entrenaron entre 2012 y 2014, pero ya se sabe que ‘El Hobbit’ se desarrolla antes que ‘El señor de los anillos’, y comparten algún personaje), con su metraje exagerado, alargando un cuento mucho más modesto, en origen, parecía decir que todo estaba ya contado, y mejor, en la trilogía de Frodo y el anillo único. Pero va a ser que no…
Hoy, o después de Peter Jackson.
La verdad es que la voracidad que provoca a obra de Tolkien llega a la obra de fanfiction. Esto es, creaciones no acreditadas ni autorizadas, hechas por fans, con presupuestos más o menos holgados (viva el crowdfunding). ‘The Hunt for Gollum’ y ‘Born of Hope’, de 2009, ejemplifican esta pasión. Nada desdeñables ambas, aunque son lo que son, claro. Entremeses de fans a la espera de la segunda trilogía fílmica. Esta era, de momento, el último eslabón en la cadena cinematográfica de las posibles historias de la Tierra Media.
Sin embargo obviamente el punto de fuga post-Jackson es ‘Los anillos de poder’, la serie que ha implicado a J. A. Bayona en la dirección de sus dos primeros capítulos y que recrea una época muy anterior a los hechos de ‘El Hobbit’. Claro que los elfos no mueren, así que por la serie desfilarán unos cuantos conocidos, y muchos otros personajes nuevos. El éxito, ya comentado al inicio de este texto, es impepinable. Las polémicas, en tiempos de ruidosas redes sociales, inevitables y vacuas. Parece que, gustos al margen esta serie supone, con la cinta de Bakshi y las obras de Jackson, otra piedra angular en la puesta en imágenes de la Tierra Media. Que además relee y hace contemporánea la obra original (y así seguimos instalados en la polémica estéril)
El futuro nos reserva ‘El Silmarillion’, en pantalla grande y bajo dirección, de nuevo, de Peter Jackson. Cabe pensar que, como en las estrategias Disney con Marvel y la saga Star Wars, el cosmos tolkiano va a reproducirse como esporas. De hecho ya lo ha hecho, más allá del cine/televisión.
Otras aproximaciones a Tolkien
Es imposible enumerar todo lo que ha inspirado, se ha inspirado y ha utilizado el universo de los anillos de poder. En primer lugar hay que citar al ilustrador Alan Lee. Su pluma estilizada ha sido la encargada de recrear el universo de la Tierra Media (de hecho su participación en la obra de Jackson es notable), y existen interesantes ediciones ilustradas de las obras de Tolkien en las que apreciar su arte.
Siguiendo con la puesta en imágenes, es curioso el papel marginal del cómic. En 1979 se adaptó la película de animación (con los dibujos del excelente autor español Luis Bermejo). Hoy es un producto totalmente descatalogado. Hay también una versión en viñetas de ‘El Hobbit’ (“El Hobbit. Historia de una ida y una vuelta”, de Chuck Dixon y David Wenzel, editada por Norma en castellano). Y punto. Las dificultades por conseguir derechos han cercenado las posibilidades de trabajar en historieta el universo de JRR Tolkien.
Pero la visión más alucinante (y libre) de la saga anular viene del este: se puede rastrear por la red una serie de imágenes tomadas de una edición ilustrada por Sergey Yuhimov en 1993 que recuerdan antes a tablas medievales que a ilustraciones neorrománticas. Merece la pena buscar este material.
Por supuesto, hay numerosos juegos de rol basados en la saga tolkiana, así como juegos de mesa (el más celebrado es ‘El Señor de los Anillos: Viajes por la Tierra Media’, de Fantasy Flight Games).
Por haber, hasta hay canciones de pop y rock: obviamente Enya es capital en esto, ya que a ella se deben temas de la trilogía de Jackson (yo me quedo con la maravillosa banda sonora de Leonard Rosenman para la película de Ralph Bakshi), pero hay casos de guiños explícitos más curiosos. Hay bastantes de raíz metalera, hard o progresiva, como en el caso de Rush o los mismísimos Led Zeppelin (varios de sus temas hacen guiños, como por ejemplo en ‘Ramble on’, con menciones a Mordor y Gollum). ¿Una marcianada? Un álbum conceptual doble del grupo español de folk metal Saurom Lamderth, de 2002. Este álbum se basa en ‘La Comunidad del Anillo‘, el primero de los tomos en que se dividió para su publicación la novela. Aquí, con imágenes de la trilogía de Peter Kackson:
Para los muy cafeteros, quizá.
Y para los soñadores, el Hobbit que no pudo ser habría consistido en una versión a cargo de The Beatles. Obviamente musical, con una banda sonora original compuesta por los fab our. Paul McCartney iba a ser Frodo, Ringo interpretaría a su fiel Sam Gamgee, George a Gandalf y John Lennon, no podía ser de otra forma, haría de Gollum. El director involucrado en esta ocurrencia era, ni más ni menos que Stanley Kubrick. ¿Qué pasó? Primero el director empezó a recelar de la viabilidad del asunto, pero sobre todo el propio Tolkien se opuso finalmente a la idea, temiendo una versión lisérgica de su novela. Si apuntamos que la fecha en que todo esto se urdió y desmembró, 1967, y que ese año unos estaban sacando ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ y otro estaba trabajando en ‘2001. Una odisea en el espacio’ (estrenada el 2 de abril de 1968) huelga decir que el experimento igual no salía del todo mal. Nunca lo sabremos.