El lema que encabezaba la manifestación del 25-N en Vigo en 2022: «Contra a barbarie machista máis loita feminista». Era el de Feminismo Unitario, organizadoras de la marcha. El punto de encuentro de la manifestación: el mismo del año pasado. La causa también es la de siempre en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres.
Miles de personas se reunieron a las 20:00 horas en el cruce de Urzaiz con Vía Norte, que vuelve a ser el vórtice desde el que emanan las proclamas feministas en Vigo. Sus voces se gritan por las amplias avenidas del centro de la ciudad y se elevan alrededor de la farola de Urzaiz y, en su marcha, las diferentes plataformas gritan contra el ‘negacionismo’ de la violencia machista, los discursos de odio y el aumento del machismo entre las generaciones más jóvenes y su supervivencia en las demás: «É bastante alarmante o dato das últimas enquisas que na que o 20% dos adolescentes negara que existira violencia machista. Algo estamos facendo mal como sociedade».
Una causa de la que cada vez se detectan más formas. Una causa que ha existido siempre. Una causa que cuesta concebir que aún sea una causa: «Por desgracia reclamamos sempre o mesmo. É un día de conmemoración e respeto polas mulleres que foron asasinadas, que é a punta do iceberg da violencia que sufrimos a diario. Reivindicamos a igualdade para que non teñamos que conmemorar esta data no futuro».
En primera fila había mujeres de todas las edades y mujeres diversas. Sujetaba un extremo de la pancarta Cristal Caride, mujer trans, que sufre violencia tanto por ser mujer como por ser transexual desde que decidió dar el paso más importante de su vida: «Sufrimos unha dobre victimización precisamente por ser quen somos», señala desde agresiones físicas como psicológicas más o menos evidentes: «Resúltame significativo o feito de que dende que comecéi o tránsito, por exemplo, cando expreso a miña opinión suele haber alguén que fale por encima de min, me corte e me pise na conversa. Todo isto é pola tutelaxe que hai na sociedade e polo seu machismo».
El centro atestado de gente no solo por el 25-N
Las calles del centro de la ciudad olívica congregaron a miles de personas. Había muchas más mujeres que hombres, algunas familias enteras. A pesar del dato, resulta llamativo que el colapso del centro a la hora en el que comenzó la manifestación se debiera a otras razones no tan reivindicativas. Solo una hora antes, a las 19:00 horas, en la Porta do Sol las terrazas estaban llenas y costaba atravesar una calle Príncipe atestada de compradores que buscaban su oportunidad en el ‘Black Friday‘. La afluencia en la zona comercial de Urzaiz no distaba demasiado de la anterior, en el cruce con Vía Norte pasaron por delante de las pancartas muchas personas con bolsas de Vialia que miraban confusas las pancartas feministas. A ellas parecían referirse algunos cánticos como el de «No nos mires, únete».
Entre las familias destacaba una de cinco miembros: la abuela, los padres y dos hijos pequeños. Cada uno señalaba una violencia diferente en el cartel que levantaba. «Por un lado denunciamos la violencia económica, por los padres separados que ‘se olvidan’ de pasar la cuota», explica Rosa, la madre de familia. Uno de los niños pequeños reivindicaba los valores que debían tener desde que son niños: «Son el futuro». El mensaje del padre condenaba la prostitución y la pornografía, él no quería hablar, su mensaje lo decía todo. Digna González, la abuela, mandaba un beso al cielo en su pancarta, en la que condenaban los asesinatos. Ese beso era para su amiga Magdalena, asesinada por su exmarido hace tres años: «Estaba en proceso de separación, primero le pegó un tiro a ella y después se lo pegó él».
Carlos y Joaquín son amigos y asisten juntos desde hace años a cada 25-N y 8-M, Carlos cuenta que hace más de 30 años que está involucrado en el movimiento feminista y en esta manifestación en concreto, lamenta que sigan asistiendo mayoritariamente las mujeres, aunque con el paso del tiempo, observa a muchos más varones que antaño: «Mucho ánimo, esta lucha es de todos y de todas».
Denuncias, críticas y cánticos del 25-N
Esther Mariño sujetaba la pancarta de la Confederación Intersindical Galega (CIG), cuyo lema era «Traballo digno e sen violencias». Denuncia que «queremos poñer o foco en todo tipo de acosos, todas as violencias físicas, psicolóxicas tan comúns e evitables no ámbito do traballo e precisamente porque son evitables pomos o foco nisto, porque queremos medidas reais que axuden a previla a través das ferramentas e mecanismos pertinentes».
Desde Feminismo Unitario quieren hacer saber que «no estamos de acuerdo con todos los aspectos que denuncia la ley del solo sí es sí, nos parece insuficiente porque se centra en el punitivismo y el incremento de las penas no va a erradicar la violencia».
En la prevención, indica Raquel Crespo en voz de sus compañeras de Feminismo Unitario, «está la única manera y para conseguirla tenemos que llegar a reconocer las violencias cotidianas a las que nos someten desde que nacemos».
Se declaran antimilitaristas, y con esta declaración denuncian la intervención política de los organismos supranacionales en otros países en nombre de la libertad de las mujeres sin pretender mejorar la calidad de vida de las mismas sino con lo que se presumen otros fines con otros ánimos de lucro: «Para que después esos organismos sean los mismos que blanquean el mundial de Catar, el ejemplo es paradigmático».
Estamos, según aprecia la representante de la entidad, retrocediendo en derechos: «A veces nos los quitamos nosotras mismas: no voy a salir así vestida por si me violan, no voy a salir a correr por la noche por si me agreden, no me tomo una copa no vaya ser que me echen droga. Ese discurso es un paso atrás. Nosotras mismas vamos renunciando a los derechos que tanto nos cuesta conquistar».
Por otro lado, valoran que desde el imaginario colectivo no se trata de la misma manera una mujer sumisa que a una rebelde, una ama de casa, una directiva de empresa, una mujer con más o menos recursos o a quienes se salen de la norma: adictas, prostitutas, expresidiarias. Mujeres que, además sufren dobles y triples vulnerabilidades y estigmas sobre cuyas problemáticas hemos ahondado hoy en VigoÉ a a través del reportaje: «Víctimas buenas y malas», estigmas y otras violencias que sufren las mujeres según las voces de Vigo.
Ante la farola de Urzaiz se leyó un manifiesto alrededor de las 21.00 en el se homenajeó a las mujeres víctimas asesinadas por la violencia de género.