Este año hay abundancia de centollas y se ven ofertas en todas partes. La situación es realmente tentadora. Sirva como ejemplo este magnífico ejemplar que se muestra en la fotografía. Pesa dos kilos y medio y está en manos de un lector de VIGOÉ que ha decidido mostrarlo a sus amistades en sus redes sociales.
Alguna persona amiga le ha preguntado si le prestaría la mascota y él, muy ocurrente, le ha respondido que ella está muy feliz en su casa porque tiene muy cerca un gran spa de agua salada -en referencia a las aguas de las costas gallegas- y, además, pronto va a estar entre laureles. Una salida muy ingeniosa. Sin embargo, a pesar de los buenos precios de la centolla, la economía doméstica, tal como están las cosas, no permite que entren en todas las casas.