Ya se conocen las fechas en las que se cerrarán los accesos de la autopista AP-9 en el centro de Vigo. Tanto la salida por el túnel de Lepanto como la entrada por las calles Cervantes y Alfonso XIII dejarán de estar disponibles desde el próximo 13 de febrero. Unas restricciones que también afectarán a la estación de autobuses y que se prolongarán, según la previsión actual, hasta el viernes 17 de marzo. Así pues, los vehículos públicos y privados no dispondrán de estas opciones durante más de un mes, hasta que se recupere la circulación habitual el sábado 18.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ya había avisado en noviembre de que el nuevo túnel del centro de la ciudad quedaría inhabilitado durante aproximadamente un mes, entre mediados de febrero y mediados de marzo. Sin embargo, no había ofrecido fechas exactas y tampoco había informado -a pesar de que lo sabía, como posteriormente reconoció- de que estos cortes se extenderían a la entrada en el casco urbano y a la terminal de autobuses que gestiona la Xunta.
Ahora se han desvelado de forma oficial los días concretos a raíz de una intervención de la conselleira de Infraestruturas e Mobilidade, Ethel Vázquez, en el Parlamento de Galicia. La representante autonómica ha criticado que la “modificación unilateral” por parte del Concello del proyecto constructivo del ascensor Halo vaya a obligar a cambiar los itinerarios de las líneas de transporte interurbano.
Así, tal y como avanzó VIGOÉ hace una semana, los autocares que usan la AP-9 como acceso (el 65% del total) deberán pasar por Isaac Peral, Antón Beiras, Travesía de Vigo y Urzaiz hasta llegar a la Praza da Estación. Para salir, bajarán por Alfonso XIII para torcer hacia García Barbón y enfilar Isaac Peral. Este “problema”, que se une a los “muchos” que denuncia la conselleira, también afectará a los horarios, que sufrirán reajustes.
Ethel Vázquez repasó algunos de los obstáculos puestos por el Ayuntamiento a la hora de poner en marcha la estación de autobuses, como la señal instalada en la calle Alfonso XIII para prohibir a los autobuses interurbanos girar hacia la izquierda y tomar la calle Cervantes, alterando así los itinerarios programados e “impidiendo la prestación de un servicio público”.
A ello, la Xunta suma la forma de proceder del Concello de Vigo con determinadas tramitaciones administrativas, como la autorización de los accesos a la autopista. La administración local sostenía que era la autonómica quien debía solicitarla al Ministerio de Transportes pero finalmente era una tarea que correspondía al Ayuntamiento, que acabó pidiendo el permiso.
La conselleira recordó que las obras de la estación intermodal estaban terminadas y recibidas el 10 de junio y que fue preciso esperar hasta el 17 de diciembre para ponerla en funcionamiento por “los distintos atrancos” puestos desde Praza do Rei.
Falta de información
La titular de Infraestruturas de la Xunta se refirió igualmente al incumplimiento de “todos los plazos pactados” con el Concello en la comisión de seguimiento de las obras de los accesos, “dando la callada por respuesta” a muchos de los requerimientos de información de la Xunta sobre la ejecución de los trabajos dependientes del Concello.
Vázquez resaltó que, pese a todo ello, la Xunta fue capaz de superar “todas las dificultades” que fueron surgiendo para poner a disposición de la ciudad de Vigo y de su área de influencia una estación de autobuses “moderna y funcional” a la altura de sus necesidades. Según resumió, la terminal acogió 100.000 pasajeros y más de 5.000 expediciones en su primer mes de vida.