Si a Vds., queridos lectores, les digo que definan con un símbolo la ciudad de París se irán rápidamente a dibujar algo parecido a la Torre Eiffel. Y es, ni más ni menos, porque todos asociamos ese monumento a la capital francesa. Y eso que cuando se erigió, frente al inmenso parque del Campo de Marte, tuvo bastante contestación por parte de los parisinos. Tenemos que decir que ese momento fue en 1889, con motivo de la Expo Universal, al celebrarse el centenario desde el inicio de su famosa Revolución. La Torre Eiffel se considera un símbolo del avance industrial francés en aquellos años.
Si le preguntamos a un publicista al respecto creo que diría que para ‘vender’ una ciudad es más fácil si hay algo en ella que la define y la identifica. Así si seguimos con el juego y les hablo de la capital británica, todos Vds. se imaginarán Londres con una torre y un gran reloj y dirán que se llama Big Ben. Hay que puntualizar que el nombre no corresponde ni al reloj (The Great Westminster Clock) ni a la torre (Clock Tower), sino a la Gran Campana que hay en su interior. La explicación del nombre de Big Ben sería porque en la misma estaba grabado el nombre de Sir Benjamin Hall, el Primer Comisionado de Obras, y al pueblo le pareció bien acortando su nombre.
Si seguimos repasando los símbolos de otras ciudades europeas veremos que a Berlín se la identifica con una gran puerta, la de Branderburgo, a Roma con el Coliseo, pero también con la Loba Capitolina, que amamantó a los fundadores de la ciudad eterna, Rómulo y Remo.
También en Italia, la segunda gran ciudad, Milán, la asociamos con el Duomo, que es su catedral gótica y uno de los templos católicos más grandes del mundo. Y si seguimos hacia el noroeste nos toparemos en Venecia con un león en lo alto de una columna en la plaza del evangelista San Marcos. Se trata de un león alado que tiene en sus patas un libro y una espada.
Pero si de la península itálica nos vamos hacia el Benelux, tenemos que señalar que el logo de la capital belga Bruselas sería el Atomium, que se levantó con motivo de la Expo de 1958. Respecto a Ámsterdam, la capital vecina, diremos que su símbolo es su escudo de armas con dos leones y una corona, pero que la ciudad carece de un monumento claro que la defina.
Entremos ahora en la península ibérica y veremos que la gran ciudad del noreste, Barcelona, está asociada a su monumento (inacabado) como es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, monumental obra de Antonio Gaudí. Mientras que Madrid no tiene un símbolo claro, pero podría asociarse a la Puerta de Alcalá.
En el norte, (el nuevo) Bilbao, hoy se identifica con su edificio franquicia, el potente Museo Guggenheim del arquitecto canadiense Franck O. Gehry. Y en el oeste de la península Lisboa, la capital lusa, se definiría con su Torre de Belém.
Y llegamos por fin a Galicia, en el norte de la cual nuestros primos coruñeses están muy orgullosos de su faro romano, la Torre de Hércules. Mientras que nuestra capital, Santiago de Compostela, siempre la asociaremos a su gran catedral, joya del románico pero con pinceladas góticas, renacentistas, neoclásicas y del Barroco.
Y ya estamos en Vigo, la Puerta del Atlántico, que hasta ahora carecía de algo que la gente pudiera asociar con nuestra ciudad. He dicho «hasta ahora», porque en pocos meses la capital olívica contará con un supermirador obra de los estudios de arquitectura AM2, Arenas Asociados y NOARQ.
Esta construcción metálica, además de mirador a la ría, servirá para comunicar Serafín Avendaño con Vía Norte, es decir la parte baja de la ciudad con la zona alta. ¿Y qué mejor que ofrecer esta infraestructura como símbolo vigués? No sé lo que le parecerá a Vds., pero para el que suscribe el Halo será (en breve) el logo de nuestra ciudad. Se admiten opiniones.