El Club Deportivo Bosco regresa a la elite. Jugará en la Liga Endesa, la división de honor de baloncesto femenino, la campaña 2023/24. Retorna así a una categoría en la que había militado ininterrumpidamente durante dieciséis temporadas, desde 1996 a 2012, cuando Paco Araújo, presidente desde 2001 hasta su fallecimiento en 2016, decidió salvar la economía de la entidad porque las cuentas no cuadraban. Con avales y préstamos personales, porque tenía al club bajo su propia piel, sacó el club adelante.
El baloncesto femenino ha vuelto al primer plano al cuarto intento, aprovechando el nuevo formato de clasificación de la Liga Challenge con un comportamiento perfecto en el tramo decisivo. El que importaba.
En todas las situaciones
El equipo vigués que entrena Cristina Cantero supo jugar en todas las situaciones. Ante Alcobendas (81-70), reponiéndose a un inicio calamitoso enderezado al descanso y resuelto en la segunda parte. Frente a Paterna (67-57), reaccionando a un marcador adverso para empezar el último cuarto después de haber dominado el partido casi todo el choque.
Los ciclos temporales son así. En 2018, en la fase de ascenso del polideportivo Fuente de San Luis, el quinteto celeste no atinó con los últimos triples en el momento decisivo y subió Valencia BC. Aquel partido acabó con un nefasto 3/20. Esta vez, los lanzamientos desde los 6,75 metros supusieron una mortal lanza en el corazón del rival.
Espectaculares
Durante el campeonato liguero (treinta jornadas), el quinteto olívico se mantuvo discreto en los tiros de tres puntos (30,5%). Pero en el momento de la verdad, las celestes estuvieron espectaculares: 15/25 el sábado y 11/27 el domingo. En el global, un demoledor 50% que sumado a su media natural en los tiros libres (siempre básicos), mientras los rivales no los aprovechaban (ridículo 50% de las madrileñas, desastroso 23% de las levantinas), llevó en volandas a un equipo que supo mantenerse equilibrado en ambos choques.
El Bosco vuelve a la elite: Estudiantes, Celta y CB Vigo
Para Vigo, este ascenso permite a la ciudad recuperar una posición predominante en el deporte femenino durante décadas. El desaparecido Estudiantes fue el primero. Subió en una fase de ascenso en Madrid en 1965 y en 1969, el Real Club Celta creaba la sección de baloncesto con los dos equipos, masculino y femenino, del club estudiantil. Curioso: todos pensaban que supondría un espaldarazo para el efervescente baloncesto masculino local (Estudiantes, Álvarez, Bosco y Ademar) y, sin embargo, a ellas fue a quien lanzó a la historia.
El Estudiantes duró en la elite del 65 al 69 (cuatro ejercicios), asumiendo su plaza el Celta, que seguiría hasta 1988, cuando José Luis Rivadulla decidió recortar gastos y aniquilar la sección. Los directivos de baloncesto femenino habían logrado la entrada de Citroën en 1980. El dinero del patrocinio pasaba al fútbol. La sección de básquet duró 19 temporadas que, sumadas a las del “Estu”, dejaron veintitrés campañas consecutivas en lo más alto.
Bosco
El CB Vigo, ya desaparecido, tomó el relevo. Nació primero bajo la protección del Bosco, que se hizo cargo de las categorías base del Celta (88/89) y después como club con entidad propia. En 1990, en la fase de ascenso de 1ª B, ascendía a la elite, en la que estuvo hasta 1996 (seis campeonatos).
Después, José Manuel Gómez Carballo y Paco Araújo comprarían la plaza del Aucalsa Oviedo (1996) y Carballo, que había sido el último presidente bosquista, recuperaba la histórica denominación. En total, el baloncesto femenino vigués ha competido en la máxima categoría 45 temporadas.
Un presidente feliz
Ayer, Carlos Álvarez era un presidente feliz. Tomó el testigo de Araújo cuando este falleció (2016). Lleva ocho temporadas al frente, siete completas, y cuatro fases de ascenso. A la cuarta sí que llegó la vencida.
Ahora Vigo cuenta con dos entidades en la cúspide de la pirámide del baloncesto: el CD Amfiv en el campeonato de silla de ruedas y el CD Bosco en el femenino.
Recalvi y su apuesta ganadora por el baloncesto
Recalvi se unió al proyecto deportivo del CD Bosco en 2018. Zorka era el patrocinador principal y la directiva que preside Carlos Álvarez logró captar el apoyo de la firma del sector del motor como un apoyo complementario.
Primero, de forma más tímida, después con un acuerdo por cuatro años, Recalvi se ha convertido en un patrocinador fundamental junto a Zorka. De hecho, la empresa que dirige Chema Rodríguez, patrocinadora además del Rallye Rías Baixas y miembro del patronato de la Fundación VIDE, entre otras acciones de responsabilidad corporativa, es también un sponsor del Baskonia (Liga ACB). Se unió al club que preside Josean Querejeta en 2018 con un acuerdo trianual que ha ido renovando.