La desaparición de la tarjeta SIM original del teléfono de la joven Déborah Fernández-Cervera se ha convertido en un obstáculo prácticamente insalvable a la hora de intentar obtener información del teléfono de la chica, un móvil que fue entregado a la Policía en 2006 y que estuvo en paradero desconocido durante años, hasta que en septiembre de 2022 fue encontrado de forma fortuita durante la realización de unas obras en dependencias policiales de Madrid.
Según han explicado peritos de Lazarus, la empresa, que está intentando buscar la fórmula para obtener alguna información del terminal, las pruebas realizadas hasta ahora con tres réplicas del teléfono de Déborah (tres teléfonos idénticos al de la chica y que fueron adquiridos en lugares tan remotos como Azerbaiyán o Singapur) no han dado resultados.
Al respecto, el experto Manuel Huerta ha señalado que ese modelo de móvil es “limitadísimo” y que no han conseguido que “devuelva datos” en las pruebas que están haciendo. Asimismo, ha recordado que este tipo de teléfonos guardaban la mayor parte de datos, como por ejemplo los contactos, en la tarjeta SIM que, en el caso de Déborah “está desaparecida”.
El objetivo de las pruebas de Lazarus es buscar distintas maneras de obtener información sin tarjeta SIM y sin que se pierda nada, metiendo datos en las réplicas del terminal y luego extrayéndolos, hasta encontrar un método que permita hacerlo sin riesgos.
Uno de los principales problemas es que ese tipo de dispositivos pierden la información almacenada cada cierto tiempo (unos tres meses) y los datos nuevos se reescriben sobre los anteriores.
La idea era obtener información como llamadas entrantes y salientes, mensajes o datos de geolocalización (por la conexión con las antenas). Tras meses de pruebas, Manuel Huerta ha reconocido que no se han obtenido resultados: “Queda alguna prueba por hacer pero lo más probable es que no merezca la pena”.