Docenas de operarios han trabajado este martes contra el cronómetro para devolver al estadio municipal de Balaídos el aspecto que tenía cuando finalizó la Liga.
Lo que tantos días llevó montar para acoger en el estadio el cuatro concierto de la gira de Guns N´ Roses se ha ido desmontando a lo largo de la jornada y pronto no quedará señal alguna de que Vigo vivió entre sus muros una de las más grandes noches de rock and roll de su historia.
Cientos de kilos de basura han tenido que ser retirados, como lo ha sido el suelo elevado que se instaló para evitar dañar el césped sobre el que hace rodar el cuero el Celta de Vigo.
Las pantallas gigantes, los equipos de sonido y los juegos de luces fueron desmantelados en cuestión de horas y embalados de nuevo para que tomen rumbo a Bélgica, donde Guns N´Roses tiene este jueves su próxima cita.
Una vez completamente desmontado el escenario, el único rastro del paso de Axl Rose, Slash y compañía por Vigo estará en los dispositivos digitales de los asistentes, en las redes sociales y en la memoria colectiva de una ciudad que ya espera con curiosidad conocer quiénes serán los siguientes en poner patas arriba el estadio vigués.