Abel Caballero ha ofrecido este jueves su primera rueda de prensa en casi un mes. Y, por tanto, ha sido la primera vez que los medios de comunicación le han podido preguntar sobre la polémica que ha rodeado al concierto que ofreció el grupo Guns N’ Roses en el estadio de Balaídos el pasado 12 de junio. La judicialización del frustrado contrato de patrocinio está sobre la mesa y el propio alcalde de Vigo asume esa posibilidad.
“Aquellos que crean que tienen recursos legales pueden ejercitarlos”, se limitó a responder sobre las amenazas de las promotoras Live Nation y Sweet Nocturna, que aspiraban a obtener 1,9 millones de euros procedentes de las arcas municipales.
No obstante, eludió hablar de las informaciones que apuntan a que existía, antes de lanzarse el concurso público, un acuerdo previo con estas empresas para que la banda californiana tocase en Vigo. Algo que podría acarrear problemas legales. Así lo anunció la Asociación de Promotoras Musicales, que desveló la existencia de un documento de compromiso acordado por las distintas partes en octubre de 2022. “Ya te contesté. Todo aquel que quiera hacer sus derechos, que recurra”, espetó con brusquedad el regidor al periodista que le cuestionó sobre este asunto.
Sobre el papel de la administración municipal en este procedimiento, que ha sido puesto en tela de juicio al licitarse un concierto ya apalabrado e incluso anunciado, Caballero trasladó la responsabilidad a los funcionarios. “Se hizo como dijeron los técnicos del Concello, que son los que determinan cómo se hacen las cosas”, respondió.
El conflicto no solo se ciñe al dinero que dejaron de ganar las promotoras de Guns N’ Roses, que han amenazado con reclamarlo por la vía judicial, sino también a la responsabilidad por los daños causados al césped de Balaídos. El concejal de Fomento, Javier Pardo, anunció hace dos semanas que las compañías disponían de tres días de plazo para presentar ante el Ayuntamiento un “programa de trabajo” para reponer el terreno de juego. Sin embargo, el alcalde no ha podido precisar si las firmas han dado ese paso, al desconocerlo.
Las dos partes mantienen una estrategia de comunicación de mínimos y, por tanto, no aclaran en qué punto se encuentra este asunto, mientras el Celta espera una solución para iniciar la temporada con el estadio en unas condiciones aceptables. Recordemos que las promotoras se oponían a asumir el coste de la sustitución del césped, ya que entiendían que ese gasto iba asociado al fallido patrocinio.