La constancia y pulido, año a año, del cartel del TerraCeo, está permitiendo entender los veranos musicales vigueses desde dos frentes no antagónicos: los conciertos populares y para las masas en Castrelos, y una cita para músicas quizá más recónditas pero donde descubrir y sorprendernos con propuestas como Tinariwen (grupo saharaui que también hubiera podido empastar perfectamente en la última edición de Sinsal San Simón, celebrada este mismo fin de semana).
Sobre ellos podemos decir que estamos ante una banda de culto: formada en Argelia y originaria del norte de Malí, Tirnariwen son conocidos mundialmente por su concierto inaugural del Mundial de Sudáfrica en 2010, y su música se vincula a la historia personal de sus miembros.
De infancia nómada, resistencia armada durante la juventud, finalmente cambian las escopetas por guitarras para dar forma a una música que bebe de la música tradicional tuareg y otros palos africanos en fusión con occidente (blues, folk y psicodelia). Sus letras son igualmente capitales, hablan de la vida nómada, de la morriña por el desierto y de las rebeliones de su pueblo. Son políticas y emocionales.
Este fue el espectacular descubrimiento que gozamos ayer en la terraza del Mar de Vigo, un septeto ataviado con elegantes velos tuaregs y turbantes desplegando músicas con sabor ancestral, a arena y dunas, a trance oriental y repeticiones psicodélicas. Mantras y estados alterados de conciencia. Cruce imposible entre folk norafricano con los desarrollos eléctricos de The Velvet Underground (una versión mansa de “All Tomorrow’s Parties” parecía resonar como eco remoto, en los diálogos de las tres guitarras eléctricas de la banda).
Todo en una interpretación gozosamente lúdica, con bailes desde las tablas (y bajo ellas, el público fue metido en el bolsillo) y peticiones de palmas, bordando una actuación que no fue para las masas (insistamos, para eso, triunfitos en Castrelos) pero que al nutrido grupo de asistentes a este cierre hasta septiembre del TerraCeo le ha quedado impregnada, y no va a olvidar a Tirnariwen tocando a la puesta de sol viguesa.