Breadouro, el icónico restaurante de Vigo que ha sido testigo del paso del tiempo ha cerrado sus puertas de forma definitiva el pasado 24 de agosto. Fundado en 1975 por los padres de los hermanos José y Marisa Pérez Lorenzo, Breadouro se convirtió en un rincón amado por la comunidad local, brindando un refugio frente al mar y una experiencia gastronómica única durante casi medio siglo.
La historia de Breadouro arrancó mucho antes de su inauguración oficial en 1975. Todo comenzó cuando los padres de Pepe y Marisa, un marinero llamado José y una modista llamada Luisa, paseaban con una nevera por la playa del Vao, ofreciendo bebidas frías a los primeros turistas que llegaban a las costas de Vigo cuando las Rías Baias no eran un destino de moda como en la actualidad.
De chiringuito y quiosco a referente
Los paseos con la nevera dieron paso a un improvisado bar “bajo la sombra de la vela de la gamela de nuestro abuelo”, nos cuenta Pepe. Un rústico chiringuito que luego evolucionó hacia lo que Marisa denomina un «quiosco». Así, paso a paso, nació Breadouro, un lugar que con el tiempo se convirtió en un auténtico referente la costa viguesa.
Breadouro dijo adiós en agosto de 2023. Aunque la noticia del cierre había estado circulando entre los clientes habituales durante un tiempo, el día final finalmente llegó. El local, que se ubicaba en el bajo de la vivienda familiar, mantenía su encanto original con una terraza de mesas y bancos de piedra de forma circular. Durante casi cinco décadas, ofreció servicios de bar, cafetería y restaurante, convirtiéndose en un lugar de encuentro para aquellos que buscaban la tranquilidad de una buena conversación mecida por la brisa marina y el soniquete de las olas.
«Hemos trabajado muy duro»
«Comenzó cocinando mi madre y luego yo», recuerda Pepe, quien a sus 61 años lamenta la despedida. «Ha sido nuestra forma de vida durante décadas, hemos disfrutado de muy buenos momentos y hemos trabajado muy duro, pero también hay cansancio, el momento tenía que llegar tarde o temprano… y ha llegado», argumenta con nostalgia pero también con la esperanza de iniciar una nueva etapa y hacer todo aquello que durante años “se ha acumukado en casa”.
Ambos hermanos coinciden en que la hostelería es un sector exigente y que han sacrificado mucho a lo largo de los años. ¿Vacaciones? Pepe responde entre risas: «El COVID, son las únicas que hemos tenido». Ahora esperan disfrutar de una vida más tranquila después de tanto esfuerzo.
Cuando se les pregunta si han considerado traspasar el negocio, Marisa responde con claridad: «Hemos tenido ofertas, pero en la casa siguen viviendo familiares y no sabemos si el ambiente seguiría siendo el ambiente tranquilo y familiar que nosotros teníamos. Breadouro termina con nosotros».
Gratitud hacia la clientela
Los hermanos Pérez se despiden con gratitud hacia una clientela fiel que ha sido parte de sus vidas desde jóvenes. «Incluso alguno de los clientes actuales llegó en una barriga y ahora es todo un hombre», nos cuenta Marisa. Breadouro cierra sus puertas, desde su terraza hemos visto crecer y evolucionar a una ciudad que ha pasado de ser un secreto para convertirse en un destino deseado.
Una despedida de Breadouro marca el fin de una era, pero también el inicio de nuevos capítulos en la vida de los hermanos Pérez Lorenzo.