La UVigo es uno de los socios del proyecto europeo Fascomet, un ambicioso trabajo financiado con 1,6 millones de euros dentro del programa Horizonte Europa con el que se tratará de avanzar en el desarrollo de una tecnología capaz de multiplicar por diez la capacidad actual de almacenamiento de la información, haciéndolo, además, con un coste inferior a las tecnologías que se manejan de manera cotidiana.
Concretamente, es el recién estrenado Laboratorio de Nanomateriales Biomiméticos, adscrito al CINBIO (Centro de Investigación en Nanomateriales y Biomedicina de la UVigo) quien participa en este proyecto.
“Desde los millares de fotografías que hacemos con nuestros smartphones todos los días hasta el big fecha y la inteligencia artificial, el enorme ritmo de crecimiento de la generación de datos provoca que las tecnologías que se emplean en la actualidad queden muy cortas para atender las necesidades, tanto sociales como empresariales y técnicas”, ha explicado el catedrático Luis Liz Marzán, director del laboratorio.
La idea es explorar nuevas metodologías que permitan mejorar la capacidad actual de almacenamiento de información. Un trabajo “poco convencional” que propone el almacenamiento en un sistema líquido coordinado desde la Universidad Católica de Lovaina (KU Leuven), en Bélgica, y con socios de tres países: Bélgica, España y Francia.
Una idea poco convencional
Por delante le quedan tres años de intenso trabajo en los que se tratará de desarrollar, tal y como subraya el profesor Liz Marzán, “una idea poco convencional” que consiste en almacenar información en un sistema líquido.
“En concreto, se van a fabricar ‘nanocapilares’ en los que se introducirán a voluntad distintos tipos de nanopartículas en suspensión, mediante fuerzas ópticas (manipulación con láseres)”, destaca el director del laboratorio.
“Por lo tanto, cada capilar sería un píxel de información y la combinación de nanopartículas sería el código que almacena cada píxel. Dado que las nanopartículas tienen propiedades ópticas características, su combinación dará la información necesaria para ‘leer’ cada código”, añade.
El objetivo último de la implementación de esta tecnología será alcanzar densidades de almacenamiento de por lo menos 100 Gbit por milímetro cuadrado, diez veces más que el récord actual.
Para que esta tecnología funcione será preciso, segundo indica Liz Marzán, que las nanopartículas se fabriquen con una “pureza exquisita, en términos de tamaño y geometría, de manera que sus propiedades ópticas sean también idénticas de unas a otras”.
Este es el reto que tiene ahora por delante el equipo del Laboratorio de Nanomateriales Biomiméticos, para lo cual contarán con el apoyo de todo el equipamiento disponible tanto en el CINBIO como en el CACTI.
Desde España participan en el proyecto, además de la UVigo, la Universidad Autónoma de Madrid y el Institut Quimic de Sarrià de la Universitdat Ramon Llull.