A partir del 5 de enero, Al-Ula será testigo del inicio de una nueva odisea en el Rally Dakar, donde los pilotos se enfrentarán a más de 5.000 kilómetros de desafíos en el implacable desierto de Arabia Saudita. Por tercera vez, la ciudad de Vigo estará representada en esta prestigiosa competición por el piloto Ricardo Ramilo con su Can-Am Maverick XRS.
Cuando le preguntamos a Ricardo cuál es su objetivo para esta edición, su respuesta es clara y directa: «Terminar el Rally. Ya demostré que puedo ser rápido, así que ahora es el momento de pensar en algo más que correr». Es en ese momento cuando preguntamos a Ricardo si estos nuevos objetivos han surgido gracias a la madurez. «Es imposible que una persona con mi visión del motor deje de competir».
Ecuación muy compleja
Competir contra el crono y llegar es una ecuación muy compleja pero eso para los pilotos no oficiales es un lastre. Como te decía antes, ya me he demostrado que puedo ser rápido y plantar cara a grandes pilotos. Ahora me tengo que demostrar que soy capaz de acabar equilibrando esa balanza».
Además, desde su participación anterior, el Dakar es puntuable para el Campeonato del Mundo de Raid, consolidando su faceta competitiva y dejando atrás la época en la que los chicos comandados por Thierry Sabine eran vistos como verdaderos exploradores en un desierto aún por descubrir.
Carreras de enduro
Ricardo Ramilo es un apasionado de las carreras, y esto se refleja cuando habla del Dakar, de sus carreras de enduro o de sus participaciones en la Copa del Mundo de Raids. Por esta razón, tiene claro que los Raids en moto no son para él. «Sería un firme candidato para tener un mal susto». Esta modalidad deportiva, sobre todo en dos ruedas, va más allá de ser un deporte; es una mezcla de navegación, audacia y gasolina con una pizca de temeridad.
Marc Solá
A su derecha, en esta edición encontramos a Marc Solá, un veterano copiloto en el mundo de los raids que completará su octava participación en el Dakar. «Marc llega porque hace pocos meses se quedó sin equipo. Le hicimos una propuesta que le sedujo y decidió sentarse a mi lado».
Aunque el Dakar es una prueba costosa, Ricardo se enorgullece al afirmar: «Hemos ido montando poco a poco la escudería, y aunque parezca imposible, este año ponemos dos buggies en la salida con un presupuesto inferior a la mitad de un automóvil oficial de nuestra categoría. ¡Eso es un orgullo!» Este enfoque metódico y eficiente refleja la determinación de Ricardo Ramilo y su equipo para cruzar la meta de Yanbu tras 12 jornadas cargadas de polvo, dunas, emoción, gasolina y algún que otro susto.