Hace ahora un siglo, los vigueses recibían 1924 con incontables fiestas en la ciudad, entre las que la más elegante era la del Casino, en la calle del Príncipe. Las uvas eran ya una tradición y no faltaban regalos originales. Consultamos las hemerotecas para comprobar cómo se divertían hace cien años…
Aquella Nochevieja, la gala en el Casino “superó en brillantez los pronósticos más optimistas”. Los salones del elegante círculo recreativo situado en la calle del Príncipe reunieron “a lo más selecto y distinguido de la sociedad viguesa”. El maestro Fuentes dirigió “una nutrida orquesta” que interpretó hasta la madrugada “con una reiteración inagotable, los bailables de moda”. Así lo contaba el diario “Galicia”, periódico vigués de gran circulación que en aquella época publicaba en primera página los dibujos de Castelao.
Campanadas de Fin de Año
La tradición de las campanadas ya estaba vigente y, a las doce de la noche, se sirvieron las uvas, “rociadas con una espumosa copa de champaña”. Las damas fueron obsequiadas con bombones “envueltos en elegantes pañuelos de batista”, al tiempo que se repartían entre los invitados “unos ingeniosos cheques” con la siguiente leyenda: “El Banco de la Felicidad pagará a usted trescientos sesenta y seis días felices con cargo al corriente año de 1924. Casino de Vigo”.
A las dos de la madrugada se sirvió “un espléndido lunch” para reponer fuerzas. El cronista elogió la asistencia de representantes “del bello sexo, que ayer en verdad mostraba aumentados sus encantos”. Seguidamente, el periodista nombraba a algunas de las más guapas entre las asistentes, todas ellas de pomposos nombres de la sociedad viguesa de hace un siglo como Almita Tapias, Casimira Curbera, Marichu Rivas, Margarita Núñez, junto “a las bellas señoritas de las familias Arbones y Collado”. Habrá quien pueda identificar aquí a sus bisabuelas…
Artículo de descargo
El entusiasmo del periodista no gustó demasiado y, al día siguiente, el diario “Galicia” tiene que publicar un artículo de descargo: “Ayer tarde, en plena “Príncipe Street”, un poco ojerosas de haber dormido poco, se acercaron a nosotros algunas lindas damiselas de las que embellecieron anteanoche con su presencia el salón del Casino”, afirma el suelto, que destaca que “las chicas, irritadas, decididas, en son de interpelación, nos requirieron” para protestar contra “cierto insospechado periodista” que el día anterior “con prosa cementosa” había descrito “a fuerza de cursilería, de molestas adjetivaciones, la belleza de nuestras amigas”. El periódico pide disculpas a “estas amables damitas que se sintieron justamente molestadas por la torpe pluma del improvisado cronista mundanal”. La protesta no pasó a mayores…
Por su parte la Sociedad Gimnástica Recreativa esperó hasta el 1 de enero para celebrar su primer “asalto-fiesta” del año, “con una extraordinaria concurrencia de bellas jóvenes”.
El Recreo y La Oliva
Otra de las sociedades viguesas, El Recreo, retrasaba aún más su fiesta navideña para darlo todo en la víspera de Reyes con un baile en la noche del 5 de enero desde las diez y media. El diario Galicia anuncia que en los escaparates de un comercio de la calle del Príncipe se exponen los regalos que se sortearán en esa gala, “amenizada por una nutrida y afinada orquesta que ejecutará los bailables más modernos”. La sociedad “La Oliva”, que ya había convocado una fiesta navideña, se limitó en el nuevo año a celebrar su junta general para elegir nueva directiva.
El propio día de Fin de Año hubo sesiones en el teatro Tamberlik, con dos funciones de las zarzuelas “Los hijos del Hospicio” y “Los chicos de la escuela”, en las que la estrella era “el diminuto actor Narcisín” que arrancó sonoras ovaciones del público que abarrotaba las butacas.
Así que entre bailes y citas teatrales iba pasando la sociedad viguesa de hace un siglo aquellas fiestas navideñas en las que se despedía el viejo 1923 para recibir al flamante año bisiesto de 1924, con su cheque cargado con 366 días del Banco de la Felicidad…