Desde las primeras horas del día, los jardines que rodean el templo se abrían para recibir a aquellos que han deseado participar en este entrañable ritual. La fachada de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad lucía engalanada con lonas decorativas que nos recordaban la festividad en honor al patrono de ganaderos, veterinarios y protector de los animales, San Antón. Aunque el punto culminante llegó a las 18 horas con la bendición, una oración comunitaria y la presentación de las mascotas.
San Antón, protector de los animales, es recordado por haber compartido su vida con ellos mientras buscaba la soledad como forma de vida. El párroco Alberto Cuevas destaca la importancia de esta tradición al brindar ánimos y cercanía, especialmente a aquellos que, viviendo solos, encuentran consuelo en la compañía de sus mascotas.
San Antón: amigos de cuatro patas
«Debemos dejarnos cuidar por ellos. Es una forma hermosa de descubrir el cariño y la caridad. A veces, por timidez o temor a ser vulnerables, no lo hacemos, pero debemos permitirnos ser amados», subrayaba Cuevas durante la bendición en este día especial para los amigos de cuatro patas.
Perros
En el atrio de Nuestra Señora de la Soledad desfilan imponentes perros, como Beethoven, un San Bernardo debutante en el evento, y habituales como Sandy, una boxer de 13 años que, a su edad, valora todo tipo de afecto. Chloe, también de 13 años, llegaba acompañada de Tyron, un peludo con un problema crónico de riñón que no se pierde la bendición, ya que, según su amiga humana, «así vive más».
Atacada
Nala tiene una historia especial; el año pasado fue atacada por otro perro, y junto a su dueño, Martín, asiste este año para cumplir una promesa. Traste, de 4 años, es un habitual «con este nombre, te puedes imaginar, buena falta le hace tener un poco de protección extra».
Felinos
La diversidad se hace presente con Pituso, un pelicorto europeo que asiste con su dueño cada año porque «mal no le va a hacer». Entre los felinos encontramos Lucke, otro gato, apareció en medio del monte dentro de un saco, y su dueña lo trae cada año desde que viven juntos. María, aunque sin un animal presente, lleva consigo la foto de Tabú, su yegua de 26 años, «a un lugar como este es muy complicado traerla pero traer la foto como símbolo de su presencia no me cuesta nada y aquí estoy».
Bendecidos por San Antón
Nos despedimos con nuestros peludos, los presentes o los que llegaron en fotografías para San Antón. Bendecidos diciendo adiós a una selección de compañeros que nos acompañan en nuestro día a día, incluso en esta tarde de perros en Vigo.