La mayoría de los inmigrantes son dignos de admiración. Habiendo llegado a España en unas condiciones penosas y en ocasiones incluso dramáticas, intentan ganarse la vida con dignidad. Ahí tenemos como ejemplo a este hombre que desplaza toda su oferta comercial en un pequeño carro por las calles de Vigo. Sin embargo, debe quedar claro que esa abundancia de objetos que tiene a la venta no implica que sus ganancias sean elevadas. Por contra, sobrevivirá el día a día con unos ingresos exiguos, pero en una tierra que, desde su punto de vista y en comparación con su origen, está llena de oportunidades. Es evidente que resulta una mezquindad el pensar que ese hombre pueda sacarle el trabajo a alguien; simplemente trata de ganarse la vida con dignidad.