Vigo es una ciudad cada vez más literaria. Sus rincones invaden la acción de las novelas y surgen más y más nombres dispuestos a compartir su visión del mundo, tanto en forma de poesía como, en este caso, de relatos poderosamente humanos, sensibles y vitales. El pasado día 21, Roberto Penas presentó su primer libro, ‘Sentir la vida’, en el Centro Sociocomunitario del Calvario y lo cierto es que no cabía ni un alfiler en esa sala.
Vivimos tiempos complejos para la lectura. Con unas estadísticas desfavorables en cuanto a las preferencias de los españoles para llenar su tiempo de ocio, cada vez resulta más difícil enganchar a los lectores, motivarlos para que entren en un universo de ficción.
Se tiende a la lectura en diagonal, a tuits y mensajes muy básicos que ocupan nuestro día a día y no nos dejan neuronas libres ni tiempo de calidad para dedicárselos a un libro. Y, al mismo tiempo, hay autores capaces de condensar toda la profundidad de la literatura en un relato corto.
Dice Michael Chabon que «al final de cada relato, el lector debe tener la sensación de que el viento ha barrido las nubes y ha aparecido por fin la luna», y algo así ocurre con la escritura de Roberto Penas, un autor honesto, claro, de altas aspiraciones literarias y resultados estupendos, que hace, como los grandes clásicos, que parezca que es sencillo narrar. Quizá porque su intención es, sobre todo, servir a la verdad de los sentimientos humanos, y eso se transmite en cada página.
Este pasado día 21 tuvo lugar la presentación de su primer libro de relatos, un conjunto de vivencias y emociones diseñados con mimo, como los artesanos de toda la vida.
Y, para compartir con él esa alegría, quisieron acompañarlo más de cien personas reunidas en el Centro Sociocomunitario del Calvario, una muestra de seguidores, amigos y familia que demuestra que no solo sus escritos tienen ese brillo de la honestidad pura, sino que él mismo emana esa luz, y es una cualidad que hace de él un escritor con muchísimo futuro por delante, además de una excelente persona.