El hombre acusado de asesinar a una mujer septuagenaria en su casa de Moaña, en julio de 2021, ya había sido sorprendido años antes en esa vivienda, a la que había entrado a robar, y la mujer «le tenía miedo», según ha declarado este lunes el hijo de la víctima, en el juicio que se sigue por ese crimen, en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra.
La vista contra Balbino S.E. ha comenzado este lunes tras la selección del tribunal de jurado, pero el acusado, para quien la Fiscalía pide 25 años de prisión (petición que la acusación particular eleva a prisión permanente revisable), se ha acogido a su derecho a declarar al final de la práctica de la prueba.
Sí han comparecido ante el tribunal varios testigos, entre ellos el hijo de la víctima, Cándida S.P., que ha relatado que su madre conocía al acusado porque, además de vivir en una casa próxima, lo había sorprendido hacía «25 ó 30 años» dentro de su vivienda, a donde había entrado a robar. En aquel momento, ha explicado el testigo, su madre retiró la denuncia ante los ruegos de la madre de Balbino, pero nunca tuvo relación con él, «ni quería tenerla» porque «le tenía miedo».
Según ha relatado el hijo, su madre vivía sola, y era él quien acudía a visitarla prácticamente a diario, y quien le ayudaba con los quehaceres domésticos o con la compra. Al respecto, ha subrayado que el acusado, como sostuvo éste en su momento, no frecuentaba la casa de su madre para ayudarla en el jardín ni para ninguna otra actividad.
Este testigo ha relatado ante el tribunal, con la voz rota por momentos, que fue él quien encontró el cadáver de su madre al entrar en la casa (forzando una ventana, ya que la mujer no atendía a sus llamadas ni podía abrir la puerta porque tenía una llave rota metida en la cerradura). El hijo encontró a la víctima tirada en el ‘hall’ de la casa, con una cuerda enroscada en el cuello y atada al pasamanos de una escalera, con las manos atadas a la espalda «y el cuerpo lleno de hematomas».
Asimismo, explicó que, en el salón de la vivienda, encontró la cartera de su madre abierta, aunque con sólo unas monedas, y varias libretas bancarias y documentación tirada.
Búsqueda de una coartada
En la jornada de este lunes ha declarado también un testigo que ha asegurado que el acusado contactó con él poco después del crimen para explicarle que había visto a la mujer ya fallecida en su casa, aunque «no admitió que la hubiera matado él».
No obstante, ha relatado este testigo, Balbino le pidió que, si era interrogado por la Guardia Civil, explicara que habían estado juntos en las últimas horas. «Él me quería involucrar. Me quería poner como coartada», ha señalado.
Igualmente, ha prestado declaración como testigo una vecina de la zona que, meses antes del crimen, denunció al acusado por haber intentado entrar en su casa a robar. La mujer relató que había sorprendido al procesado entrando en su finca con un cuchillo, pero el procedimiento por esos hechos se acabó archivando. «Me siento culpable, porque esa señora podría haber sido yo (…) ojalá le ‘caiga’ lo máximo posible, porque ahora mi hijo no quiere vivir allí», ha proclamado esta testigo.
Delitos y penas
La Fiscalía considera a Balbino S.E. autor de un delito de tentativa de robo con violencia en concurso medial con un asesinato alevoso, y pide que sea condenado a 25 años de cárcel, que se le imponga una orden de alejamiento de los familiares de la víctima por 10 años y que indemnice al único hijo de Cándida en 30.000 euros.
Por su parte, la acusación particular, que ejerce el hijo, acusa por los mismos delitos pero pide una condena de prisión permanente revisable, ya que la víctima «era especialmente vulnerable» por su edad y sus achaques. También reclama una indemnización de 150.000 euros.
Mientras, la defensa niega los hechos y pide la libre absolución, al considerar que no hay pruebas que acrediten la culpabilidad del acusado. «Nadie lo vio cometer esos hechos», ha señalado su abogado, que ha añadido que no se halló perfil genético de Balbino S.E. en los «instrumentos» utilizados para cometer el asesinato (aunque sí se encontró ADN del acusado en las uñas de la víctima y sangre de Cándida en unos guantes hallados en el domicilio de Balbino).