La tienda de golosinas D’Dulce, ubicada en la Travesía de Vigo, levantó por primera vez su persiana hace casi tres décadas. Sin embargo, lo que debería ser un pequeño negocio de barrio especializado en gominolas se ha convertido en el escenario de una serie de atracos que han sacudido la vida de Lucia, su propietaria. Esta repentina ola de violencia ha dejado a Lucía, una mujer de avanzada edad, y a su familia viviendo en un constante estado de terror.
El inicio del calvario
El calvario de Lucía comenzó a principios de junio cuando un hombre, armado con un objeto punzante, irrumpió en la tienda y la atacó. Este agresor fue posteriormente detenido y encarcelado, pero los atracos no cesaron. En las semanas siguientes, otros cinco incidentes similares ocurrieron, todos perpetrados por un individuo conocido en el barrio por su adicción y su historial criminal, a excepción del último. «Mi madre es una persona mayor, entiendo que la ven más frágil y por eso se aprovechan de ella», explica Marta, hija de Lucía. «Parece que vienen a pedirle la paga para su dosis», añade con resignación.
Tras ese primer atraco, en el que Lucía fue agredida, la tienda fue asaltada cinco veces más y aunque se trata de diversos individuos (tres concretamente, de los cuales dos han entrado en prisión) su perfil es similar: un vecino del barrio, varón, con serios problemas de adicción y un historial delictivo.
Un modus operandi repetitivo
Los atracadores suelen amenazar a Lucía con cuchillos, pinchos o navajas, exigiendo el escaso dinero disponible en la caja. En uno de los incidentes más recientes, el asaltante le ordenó: «dame lo que le diste al del otro día», lo que refleja la reiterada victimización a la que se enfrenta la tienda. Ante este escenario, Lucía ha optado por una medida de seguridad inusual: atiende a sus clientes uno a uno, cerrando la puerta tras cada entrada para evitar nuevos asaltos.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para eliminar el peligro. Hace unos días, un hombre intentó forzar su entrada a la tienda mientras un cliente salía, golpeando la puerta con patadas. La rápida intervención de un vecino evitó que el asaltante rompiera los cristales y accediera al interior.
Inseguridad creciente en el barrio
La situación de D’Dulce parece que no es un caso aislado en Travesía de Vigo. Según Marta, «el barrio se ha convertido en una jungla», con incidentes de tirones de bolsos, pequeños hurtos, y ocupaciones ilegales de viviendas convirtiéndose en parte de la vida diaria. La policía, aunque consciente de la situación, parece incapaz de ofrecer una solución efectiva. «La policía muestra interés, pero nos dicen que no tienen medios», lamenta Marta. La percepción general es que los delincuentes están al tanto de los horarios de patrullaje y actúan cuando saben que no hay vigilancia, lo que deja a los vecinos en una sensación de desprotección.
Lucía contempla el cierre
El impacto de esta situación ha sido devastador para Lucía. Lo que antes era una rutina placentera, atendiendo a sus clientes habituales, se ha convertido en una fuente constante de angustia. A sus 82 años, Lucía se enfrenta a la difícil decisión de cerrar la tienda, una posibilidad que jamás había contemplado en casi tres décadas de trabajo; y es que el miedo la acompaña constantemente, afectando su salud física y emocional. «Regresa con miedo a casa, ha cambiado sus rutinas para sentirse así más protegida y le cuesta conciliar el sueño», cuenta Marta, describiendo el cambio en la vida de su madre.
Perspectivas del barrio
Pese a la alarmante situación que está viviendo Lucía, y sin quitarle un ápice de importancia, no todos en el barrio comparten la misma visión. Encarna Álvarez, presidenta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios del Calvario, ofrece una perspectiva más positiva. «El Calvario es un barrio donde se puede venir a comprar, pasear y disfrutar», asegura. Álvarez destaca que, a pesar del crecimiento del barrio y la llegada de nuevos residentes, El Calvario sigue siendo un barrio acogedor en el que se vive en armonía.
Esta perspectiva se encuentra en total disonancia con el calvario que esta viviendo Lucía.