De acuerdo con un informe publicado por la periodista de datos Abigail Orús, en Statista, «el avión se ha convertido en uno de los medios de transporte más utilizados debido a su rapidez y su alto grado de seguridad, entre otras razones. De hecho, se realizan anualmente más de 30 millones de vuelos a nivel mundial y, solo en 2023, la cifra estimada de pasajeros programados rozó los 4.500 millones, alcanzando los valores de tráfico existentes antes de la pandemia de COVID-19 y dejando así en evidencia que la recuperación del sector es ya una realidad. No solo eso, sino que las previsiones más recientes señalan a 2024 como un año de récord». En este punto, cabe señalar, que Estados Unidos ha desempeñado un gran protagonismo. Al fin y al cabo, son las aerolíneas originarias del país las que, año tras año, encabezan tanto el volumen de ventas como los ingresos por pasajero transportado. Es el caso de American Airlines.
Ahora bien, sin importar la región del mundo que se contemple, el mayor reto de la aviación, más allá de los avances logrados en el transporte, es su enorme huella de carbono. No en vano, se le atribuye el 3,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En 2023, las emisiones de CO2 generadas por esta industria se estimaron en 1.000 millones de toneladas métricas, y si no se toman medidas, esta cifra podría casi duplicarse para 2050. De esta manera, comprobamos como es un hecho que la quema de combustibles fósiles para los viajes aéreos y las operaciones aeroportuarias a nivel mundial contribuyen a la contaminación por carbono que está acelerando el calentamiento global.
En este panorama podemos observar que a consecuencia de este cambio climático surgen constantes interrupciones metereológicas que afectan muy directamente al cumplimiento de los horarios de los vuelos a nivel mundial. Es por ello, que ante esta situación, los viajeros no pueden evitar preguntarse si están la aerolíneas realmente preparadas para evitar el impacto que genera el cambio climático.
Preocupaciones constantes debido al cambio climático a la hora de volar
- Aumento del nivel del mar. El aumento del nivel del mar, causado por el calentamiento global, está agravando las inundaciones costeras durante mareas altas y tormentas, afectando cada vez a más áreas en varias ciudades estadounidenses, poniendo en riesgo las pistas de importantes aeropuertos, que sufren continuos cierres, retrasos y daños, además de dificultar el acceso para pasajeros y empleados si las carreteras quedan inundadas.
- El incremento de tormentas severas. En algunas partes de EE. UU., especialmente en la mitad este, el número de tormentas está creciendo, con un estudio que proyecta un incremento del 12% en la frecuencia de rayos por cada 1°C de calentamiento global. Los rayos, que impactan a los aviones comerciales uno o dos veces al año, dañan sus sistemas eléctricos, provocando inspecciones y reparaciones que generan retrasos.
- El aire caliente. Al ser menos denso que el aire frío, dificulta que los aviones obtengan suficiente sustentación para despegar, conduciendo con ello a restricciones de peso, y la reducción de la capacidad para pasajeros, equipaje, carga y combustible. Incluso, en algunas ocasiones, los aviones pueden necesitar pistas más largas para despegar.
- Cambios en los patrones del viento. En las últimas décadas, los científicos han observado cambios en la corriente en chorro, vientos fuertes en la atmósfera que separan el aire caliente del frío. Aunque no se comprende del todo cómo el calentamiento global influye en estos cambios, ciertas investigaciones sugieren que podrían afectar los tiempos de vuelo en el hemisferio norte, haciendo más largos los vuelos hacia el oeste y más rápidos los vuelos hacia el este, algo que sin duda impactaría en la planificación de rutas, horarios y consumo de combustible.
¿Qué puede hacer la industria de la aviación ante esta situación?
Resulta obvio que reducir la contaminación de los viajes aéreos es esencial para limitar el calentamiento futuro. Sin embargo, algunas consecuencias del aumento de las temperaturas son inevitables, incluso con una rápida reducción de emisiones. La industria de la aviación debe adaptarse al cambio climático para proteger a pasajeros y empleados, y para mantener los costos controlados.
- Las medidas de adaptación, como diques y defensas costeras, pueden proteger los aeropuertos del aumento del nivel del mar y las marejadas, aunque son costosas y complejas.
- Por otra parte, se podría tomar El Programa de Protección Costera del Aeropuerto de San Francisco como un claro ejemplo de resiliencia climática en aeropuertos de EE. UU.
- Igualmente y siempre que sea viable, los aeropuertos deberían ampliar las pistas para permitir despegues más largos.
- Asimismo, en regiones especialmente calurosas o durante el verano, los aeropuertos harían bien en programar los vuelos en las horas más frescas del día para reducir el impacto del calor.
En cuanto a los viajeros
- Si tu deseo es viajar en American Airlines, procura revisar la información de Climate Central, utilizando su Herramienta de Detección de Riesgos Costeros, para averiguar la vulnerabilidad al aumento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas cerca del aeropuerto de tu ciudad antes de hacer tu reserva.
- Otra opción es consultar la FAA. Aquí encontrarás actualizaciones sobre el estado de los retrasos en los aeropuertos de EE. UU.
De todas formas, y por mucho que pongas de tu parte, suceden imprevistos que escapan a nuestro control y aunque estés bien informado, siempre puede surgir alguna corriente traicionera que eche por tierra tu horario. En estos casos es importante que conozcas toda la información sobre tu derecho a reclamar a American Airlines por cancelación o demora en el vuelo. Aunque para que vayas tomando nota, a continuación te adelantamos algunos detalles.
Qué dice American Airlines sobre los retrasos en sus vuelos
El Reglamento (CE) n° 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, en vigor desde el 17 de febrero de 2005, establece normas comunes para la compensación y asistencia a los pasajeros en la Unión Europea. La aerolínea que opera el vuelo cancelado o retrasado es responsable de asegurar los derechos de los pasajeros.
En el caso de American Airlines, el Reglamento se aplica a retrasos de:
- Dos horas o más para vuelos de 1.500 kilómetros o menos.
- Tres horas o más para vuelos intracomunitarios de más de 1.500 kilómetros y otros vuelos de entre 1.500 y 3.500 kilómetros.
- Cuatro horas o más para todos los vuelos no incluidos en los casos anteriores.
En caso de cancelación de un vuelo, el pasajero tiene derecho a un reembolso, transporte alternativo, asistencia y compensación, excepto en circunstancias extraordinarias inevitables como inestabilidad política, huelgas, riesgos de seguridad o deficiencias imprevistas en la seguridad del vuelo. Tampoco se ofrece compensación si se le informa con al menos dos semanas de antelación o si se le proporciona un transporte alternativo adecuado en caso de aviso con menos de dos semanas.
Para terminar, solo resta recordar que los pasajeros serán siempre informados sobre los medios de transporte alternativo disponibles.