La activista de Derecho a Morir Dignamente (DMD) Laura Fernández Abalde ha recibido este martes en Vigo la eutanasia por padecer un cáncer terminal: «Yo tuve una buena vida y tendré una buena muerte».
En un comunicado, la organización ha compartido el caso de esta mujer de 67 años de edad, que se despidió de la vida en la habitación 705 del servicio de paliativos del Hospital Meixoeiro, rodeada de su familia y del equipo médico.
Tal como manifestó la propia Fernández hace unos días, ella «nunca esperó un final de vida tan bonito«, asegurando que «ni una película de Hollywood» tiene un «broche» así.
Laura padecía un cáncer terminal y ha fallecido como consecuencia de la eutanasia solicitada el pasado 29 de octubre.
«Y lo ha hecho tras vencer las trabas burocráticas de un Servicio Galego de Saúde (Sergas) empeñado en hacer una lectura ‘reglamentista’ de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE).
Finalmente, la insistencia de Laura y su repercusión mediática ha conseguido lo que parecía imposible: «autorizar una eutanasia en la mitad del plazo previsto», ha reivindicado DMD. Precisamente Laura Fernández llevaba años de activista y formando parte de la dirección de esta organización.
«En los próximos años, en nuestro país habrá que luchar para mantener lo conseguido con la Ley de Eutanasia, reclamar su cumplimiento efectivo, y por eso la gente tiene que reflexionar bien a la hora de votar, y no apoyar a fuerzas o partidos que tratan de restringir derechos como la muerte digna o el aborto», indicó la fallecida días antes, poniendo en valor también el trabajo de las unidades de paliativos.
Ella subrayó en las últimas semanas que afrontaba el final «sin miedo», solo con el temor a las agujas necesarias para poner las vías. «Será como una anestesia total, una muerte feliz», indicó.
Cuando algunos le comentaban que su caso se semejaba al de Ramón Sampedro, Fernández apostilló que ambos «coincidían en la lucha», pero que la suya comenzó en «gran medida» por el ejemplo de Sanpedro. «Pero Ramón tuvo una mala vida y una mala muerte. Yo tuve una buena vida y una buena muerte», sentenció.