La empresaria de hostelería -y controvertida- viguesa Karina Falagan, fallecida en mayo del año 2013, se llevó consigo grandes historias y secretos de la sociedad viguesa y gallega.
Conocida por regentar el mítico restaurante Jonathan en Samil o el Lady Hamilton en Travesía de Vigo, la ‘popular’ empresaria estuvo muy vinculada al ámbito político local y regional llegando a considerarse «musa» del expresidente de la Xunta Manuel Fraga Iribarne.
Y este martes, 3 de diciembre, más de 11 años después de su fallecimiento, su nombre ha vuelto a salir a la palestra gracias a un convenio de colaboración que la Consellería de Sanidade y la Asociación Érguete acaban de firmar.
El objetivo del documento rubricado no es otro que la reforma de un inmueble incluido en el programa ‘Viviendas de apoyo al tratamiento’, un proyecto de «pisos terapéuticos» del colectivo social, que lleva en marcha casi 40 años y que se acaba de renovar con la Xunta de Galicia.
Lo curioso es que el piso que se va a reformar, casi de forma integral y por un importe de 36.000 euros fue cedido, precisamente, por la mítica hostelera viguesa Karina Falagan.
Se trata de un inmueble que poseía en el centro de Vigo y que, ahora, se va a destinar a dar cobijo a 5 mujeres vulnerables en riesgo de exclusión social para darles una nueva oportunidad con el objetivo de ayudarlas en su reinserción en la sociedad.
«Dignificar» a personas en situación de vulnerabilidad
Sonia Fernández Vilar, vicepresidenta de Érguete, agradeció la cesión del piso calificando de «peculiar» a su antigua propietaria por tratarse de una persona «histórica de Vigo» y con «mucha incidencia» en la ciudad.
Con todo, ahora dicho inmueble tendrá como objetivo ofrecer un techo a mujeres con problemas con el fin de «dignificar a aquellas personas en situación de vulnerabilidad», explicó la representante de Érguete, sobre el objetivo del programa.
¿Y cómo se hará? Pues como detallaron los responsables de la asociación, con este tipo de recursos para que las personas en situación de exclusión «o ya excluidas totalmente» formen parte «de un hábitat» como es un piso, «que vivan en un edificio con una serie de normas, habitando y cohabitando con un grupo de personas», relataron.
La idea pasa así, también, por dar «apoyo emocional» y ser un paso intermedio para «encauzar sus vidas» y posibilitar al mismo tiempo la búsqueda de empleo o formación tras salir de distintos tratamientos.
Valorar la labor «solidaria»
Por su parte, el conselleiro de Sanidade, Antonio Caamaño, puso en valor la labor «solidaria» de Érguete para «cuidar a la población más vulnerable», porque las drogas siguen siendo un «problema social», que «va más allá de lo sanitario», señaló, matizando que tras la «rehabilitación física» hay que llevar a cabo una «reinserción social».
Por ello, comprometió el apoyo de la Consellería de Sanidade al tiempo que anotó nuevas peticiones de Érguete, ya que desde la asociación le han recordado que disponen de más pisos -en este caso para hombres- en los que pronto necesitarán apoyos.