La ‘perla’ arqueológica de Nigrán, el mosaico romano de Panxón, regresará para siempre a su casa el 18 de enero.
Atrás queda una epopeya que comenzó en enero de 2022 en la galería Carlton Hobbs de Nueva York para embarcar hacia la sucursal en Londres y permanecer en la capital del Reino Unido más de un año paralizada por la burocracia extra del Brexit y, al fin, llegar a Madrid el pasado 28 de noviembre.
Allí, en la galería Colnaghi de la capital, entre Sorollas, Zuloagas y un Caravaggio, permanece expuesto antes de partir definitivamente para Nigrán en la fecha acordada.
El alcalde, Juan González, y la edil de Educación, Estela Pérez, lo pudieron ver in situ esta semana aprovechando su viaje para recoger el sello de Ciudad Amiga de la Infancia otorgado por Unicef.
Según avanzó el regidor, esta joya del siglo III d.C. será expuesta provisionalmente en la sala de usos múltiples del Muíño de Porto do Molle (se acondicionará con vigilancia y seguridad) y estará acompañada por una musealización al respeto realizada por Árbore Arqueoloxía. Después se le buscará una ubicación definitiva.
La pieza, de un metro cuadrado y embutida en una mesa, se conserva intacta y representa magistralmente mediante coloridas teselas de mármol la fauna marina, destacando un colosal pescado de 67 cm (un muxo) y una pareja de almejas, un tema único en los hallados de toda el área metropolitana.
«Es impresionante, está perfectísimamente conservado, llama la atención su color, la precisión y el detalle. Resulta emocionante tenerlo delante después de cinco años luchando por su regreso», confesaba el alcalde y historiador, Juan González, mientras observaba de cerca este mosaico que permaneció desaparecido casi veinte años, tras perdérsele la pista después de una subasta en el año 2000 en la Galería Castellana de Madrid, hasta que en el año 2018 fue relocalizado en el catálogo de la casa Carlton Hobbs de Nueva York.
Desde entonces, el Concello de Nigrán puso en marcha el engranaje para recuperarlo y ya desde 2019 de la mano de Gonzalo Fernández-Turégano, oriundo de A Ramallosa y que constituye la Asociación para la Repatriacion del Mosaico Romano de Panxón con el fin de agilizar los trámites.
Así, el Concello de Nigrán aportó a esta entidad 40.000 euro de los 58.000 que costó la pieza, con la condición indispensable de que pasara a formar parte del patrimonio municipal y, como tal, se expusiera en un espacio público de la localidad.
«El valor histórico es incalculable, pasará a ser un emblema con el que se identifique en toda España nuestro municipio. Haberlo recuperado es un logro importantísimo y la ciudadanía va a ser plenamente consciente cuando tenga el lujo de poder observarlo de cerca», considera González.
En el molino estará acompañado de información y fotografías a gran resolución de otros hallazgos arqueológicos en Panxón y mismo de piezas encontradas en el derribo natural que se produjo sobre la Playa de la Madorra en enero de 2023.
Además, se realizarán visitas guiadas y talleres.
Este mosaico fue documentado al por menor en los años 70 por el prestigioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo, quien en su artículo «De nuevo sobre el Mosaico de Panxón y otras nuevas sobre la Musivaria en la Gallaecia» relata su importancia y sus vicisitudes.
Así, según expone, gracias a manuscritos del siglo XIX entregados por Xosé María Álvarez Blázquez, se sabe que la pieza apareció «en el sitio llamado O Castro» de Panxón perteneciendo primeramente a «Dª Umbelina González Lavandeira, viuda de él Sr. De Puga», quien lo tenía «en su casa de campo de la parroquia de S. Juan de Panjón» (los historiadores coinciden en que en esta zona existía una importante villa en el Bajo Imperio Romano, ya que también aparecieron ánforas, monedas, un ara a Mercurio…).
En principio, el fragmento de mosaico encontrado era más grande, pero como lo tenían por la finca tirado, fueron rompiéndose partes, por lo que finalmente los dueños optaron por usarlo para hacer una mesa. El escrito del s. XIX dice así: «… está sirviendo de cubierta de una mesa con el objeto de que no se estropease porque según me dijeron era mayor y como estuviese tirado lo iban destrozando, y para evitar su total desaparición han hecho aquella dándole la forma de cajón, embutiendo en ella el mosaico siendo este de un metro cuadrado y 20 cm de espesor…».
Hacia finales del siglo XIX el mosaico (es decir, la mesa con el mosaico) pasa a formar parte de la colección Blanco-Cicerón (mediante compra), donde parece que se conserva durante todo el siglo XX.
En el año 2000 aparece para ser subastado en la Galería Castellana de Madrid: lote nº 664 «mesa con mosaico romano», desapareciendo hasta el año 2018, cuando reaparece en el catálogo de la casa Carlton Hobbs y comienza su epopeya de regreso a casa.
Este mosaico foi documentado polo miúdo nos anos 70 polo prestixioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo, quen no seu artigo «De novo sobre o Mosaico de Panxón e outras novas sobrea Musivaria na Gallaecia» relata a súa importancia e as súas vicisitudes. Así, segundo el mesmo expón, grazas a manuscritos do século XIX entregados por Xosé María Álvarez Blázquez, se sabe que a peza apareceu «en el sitio llamado el Castro» de Panxón pertencendo primeiramente a «Dª Umbelina González Lavandeira, viuda del Sr. De Puga», quen o tiña «en su casa de campo de la parroquia de S. Juan de Panjón» (os historiadores coinciden en que nesta zona existía unha importante villa no Baixo Imperio Romano, xa que tamén apareceron ánforas, moedas, un ara a Mercurio…). En principio, o fragmento de mosaico atopado era máis grande, pero como o tiñan pola finca tirado, foron rompéndoselle partes, polo que finalmente os donos optaron por usalo para facer unha mesa. O escrito do s. XIX dí así: «… está sirviendo de cubierta de una mesa con el objeto de que no se estropease porque según me dijeron era mayor y como estuviese tirado lo iban destrozando, y para evitar su total desaparición han hecho aquella dándole la forma de cajón embutiendo en ella el mosaico siendo este de un metro cuadrado y 20 cm de espesor…».
Cara finais do século XIX o mosaico (é decir, a mesa co mosaico) pasa a formar parte da colección Blanco-Cicerón (mediante compra), onde parece que se conserva durante todo o século XX. No ano 2000 aparece para ser subastado na Galería Castellana de Madrid: lote nº 664 «mesa con mosaico romano», desaparecendo ata o ano 2018, cando reaparece no catálogo da casa Carlton Hobbs e comeza a súa epopea de regreso a casa.