La Navidad de Vigo es un fenómeno que transciende fronteras pero en Teis tiene un brillo especial gracias a Pedro Souto, un joven de 15 años que ha transformado su hogar en un santuario navideño lleno de luces, figuras y creatividad. Con 5.000 luces LED y 1.000 elementos decorativos, su piso podría competir con las deslumbrantes calles de la ciudad.
Y no es solo el espectáculo visual lo que asombra, sino la ilusión que Pedro pone en cada detalle con la esperanza de que Abel Caballero, alcalde de Vigo y símbolo, desde hace ya casi una década, de la Navidad, acepte su invitación para visitar la vivienda.
El genio tras la luz
Pedro comenzó esta tradición hace tres años, inspirado por su amor por la Navidad y con el apoyo incondicional de sus abuelos. «Desde que era muy pequeñito ya le gustaba el tema de la Navidad», cuenta Ruth Lago, su madre, «me ayudaba a montar el árbol, el Belén y alguna luz». A base de creatividad y sus propios ahorros, Pedro no deja de innovar cada temporada.
Entre las novedades de este año se encuentran un reno de gran tamaño, un botón de encendido similar al usado por Abel Caballero (que comenzó a construir en mayo con la ayuda de su abuelo) en el encendido de la ciudad y un árbol inteligente cuyas luces pueden formar figuras y sincronizarse desde su móvil. En cada rincón, incluso en los baños, Pedro ha colocado decoraciones que replican la esencia de las calles de Vigo, con elementos que recuerdan a la noria de la Alameda o los adornos de la calle Príncipe.
Un encendido digno de la ciudad
Para dar inicio a las celebraciones, Pedro organizó un encendido navideño en casa con 15 invitados, emulando la ceremonia oficial de Vigo. Con un discurso emotivo, agradeció la ayuda de sus abuelos y pulsó el botón que iluminó su vivienda, marcando el comienzo de la Navidad en familia.
«El nivel de detalle que Pedro pone es increíble. Se conoce al dedillo todos los elementos de la iluminación de Vigo, dónde están cada año y cómo replicarlos en casa. Incluso sigue las cámaras del Concello para tomar ideas», explica su madre con orgullo.
El montaje comienza cada 1 de octubre, pero se intensifica en noviembre, cuando Pedro dedica largas jornadas para perfeccionar su decoración. Este año, el joven se enfrentó al reto de reimaginar todo el diseño para que fuera único. Sin embargo, el espacio limitado del piso empieza a ser un obstáculo para sus ambiciosos planes.
Aunque Pedro ya ha iluminado su hogar con el espíritu navideño, su imaginación no descansa. Su madre asegura que ya está ideando nuevas propuestas para el próximo año, y uno de sus sueños es decorar todo el edificio. «Pedro no para. Vive la Navidad todo el tiempo, y estoy segura de que irá a más», comenta Ruth.
La visita soñada
Pero Pedro tiene un objetivo aún mayor: que Abel Caballero, su ídolo y protagonista de la Navidad en la ciudad, visite su casa. La ilusión con la que lo hace todo es enorme y si el alcalde visitase su casa sería el mayor regalo que Pedro podría recibir esta Navidad, como él mismo comenta «que sepa que las puertas las tiene abiertas». La visita de Abel Caballero no solo premiaría la dedicación y el cariño que este joven ha puesto en su proyecto, sino que también iluminaría de forma especial la Navidad de un chico que ha convertido su admiración en arte y que, en gran medida, representa el sentimiento de buena parte de la ciudad.
La Navidad de Pedro no es solo un espectáculo de luces; es una muestra de cómo la pasión y la ilusión pueden transformar un hogar. Pedro ha replicado con admiración el esplendor y el brillo de la ciudad en cada rincón de su hogar, llevando la esencia de Vigo al corazón de su familia.