“Ponme algo de música ligera porque me siento ausente” (Ana Mena)
Comencemos el repaso musical recordando conciertos. Vigo es una plaza tomada por el Concello, difícil encontrar oferta más allá de los brazos de la concejalía de cultura, así que comencemos reivindicando las propuestas menos tuteladas, menos mainstream que se dan en la ciudad olívica quitándonos el sombrero ante el persistente y ecléctico Underfest.
Celebrada su última edición en septiembre, expandió por locales y lugares varios de Vigo músicas tan interesantes como las de The New Raemon, Gigolo Aunts, Él Mató Un Policía Motorizado o Ash. Antes se subieron al TerraCeo (este sí, una serie de conciertos auspiciados por el Concello digno de aplauso por su calidad media) The Jayhawks,The Tallest Man on Earth, Niño de Elche o Christina Rosenvinge.
Y el pasado 7 de diciembre pisó Vigo un mito de la música mundial del siglo XXI, Panda Bear, miembro de Animal Collective y dueño de una carrera en solitario tan importante como la del grupo madre. Psicodelia para un futuro lejano. Otro icono indie nos visitó también, de la mano de Sinsal: Kristin Hersh, lideresa de los indispensables Throwing Muses y, como Lennox, dueña de una carrera solista impecable. Debería tener el lugar de honor que hoy reservamos a Pixies (amigos y coincidentes en los lejanos últimos años ochenta, de hecho) así que la reivindicamos. Menos melendis y más kristines en Vigo.
En cuanto a discos a destacar en 2024, mencionemos necesarias y entretenidas propuestas para todos los gustos, de las que además pueden suponer un buen regalo navideño. Y empezaremos con una reina de la música popular actual, que con su tercer disco se encarama al podio del año: Billie Eillish ha realizado su mejor trabajo con Hit Me Hard and Soft, cruzando clasicismo y músicas urbanas sutiles, misteriosas a la vez que pegadizas.
Un disco superlativo de pop un año en que el rock ha matado definitivamente ese latiguillo que en los últimos años nos cansamos de escuchar. El rock NO ha muerto en la última década. Simplemente fue expulsado a los márgenes.
Sin embargo en 2024 hemos asistido al retorno de unos absolutos clásicos que han alcanzado números unos en ventas. Hablamos de The Cure con un Songs of a lost world que hará llorar de alegría (y languidez gótica) a los fieles de la banda con sus desarrollos largos y atmosféricos y sus ambientes oscuros. No han movido ficha, no se han dejado contagiar ni contaminar por nada. Han entregado un disco 100% The Cure tras lustros de silencio, y la jugada les ha salido ganadora.
Otro nombre clásico, del indie rock, es Kim Deal, la bajista original (y digámoslo muy alto, irremplazable) de Pixies. Que nos ha sorprendido a estas alturas de la vida con un primer disco en solitario (obviamente Deal también destacó con The Breethers y con The Amps, al margen de su papel fundamental en Pixies). Y mientras sus ex compañeros bostonianos se hunden disco a disco en la mediocridad (no los reflota su trabajo del 24, lamentablemente), Nobody Loves You More es un “debut” sorprendente, maduro, refrescante, que actualiza todo el legado de su autora en unas composiciones soberbias y de letras meditativas. Asociamos el nombre de Deal a rock espinoso, arisco, una maraña de toxos empaquetando su voz siempre dulce. Pero aquí se muestra dueña de un pop rock elegante e imaginativo, en el que no reniega del todo de las espinas pero que sobre todo inunda de rosas el ambiente. Grande.
Y con cuatro discos en su haber (y los cuatro magníficos) los dublineses Fontaines DC se consagran con Romance. Si a cada nuevo trabajo mostraban que partiendo del post punk combativo no dejarían de buscar otras vías y estilos, en su nuevo trabajo han asombrado a sus fans entregando un tratado de cómo actualizar el indie de los noventa (ese que forjó, precisamente, la carrera de Kim Deal) dotándole de pleno sentido en 2024. Porque su alt rock no cabe en el saco del revival noventero, Romance no suena a Pixies, ni a Happy Mondays, ni a Nada Surf, ni a grunge ni a The Jesus and Mary Chain. Pero de todos abreva para asegurar un presente brillante y un futuro esperanzador al indie rock.
En España también hay rock, sí: lo tenemos en una maceración fascinante y personal en Cancionero de los Cielos de Viva Belgrado, un disco que funde post hardcore, emo rock y guitarras al rojo vivo (a través del estilo llamado shoegaze, de distorsión y efectos de sonido psicodélicos).
Y mientras esperamos la nueva revuelta que nos proponga Rosalía (su single de adelanto augura una obra más pop que nunca, veremos) un nuevo icono nacional ha aparecido entre brumas urbanas: Judeline. Con Bodhiria se estrena en largo tras varios singles y colaboraciones más que prometedores. Su larga duración empapa su voz sinuosa en ritmos electrónicos y orquestaciones orgánicas. Los violines, los beats y los pianos se dan la mano en su argamasa sonora. Es su año (actuó en La Revuelta de Broncano, la mejor y mayor plataforma mainstream hoy), y está empezando su carrera.
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